5. Yeonjun

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Era más difícil de lo que me había parecido. Veía una y otra vez los acordes tratando de comprender como llegaba de uno a otro completamente diferente con cejilla y a tomar por saco en medio tiempo. Cuando escuché esa canción por primera vez sonaba bastante sencilla, y ahora que lo veía delante de mis ojos sin duda estaba equivocado.

Me apoyé en mi guitarra tratando de respirar y tranquilizarme. Solo había estado dos horas hundiéndome en la desesperación, podría ser peor. Respiré de nuevo. Escuchar a Sanho en el pasillo pidiéndole a mi madre que comiéramos pasta era sinónimo del desastre. Dejé la guitarra a un lado y me levanté anticipándome a lo que iba a pasar. Abrí mi puerta encontrándome a mi madre delante con el niño detrás.

-Pasta está bien.

Cerré de nuevo, pero me interceptó mi madre con su pie.

-¿No tienes clase?

-Las dos primeras horas no.

Me analizó fijamente.

-¿No vas a la granja hoy?-sonreí ligeramente.

-Más tarde, dejé a Han a cargo-me siguió analizando, seguramente tratando de averiguar si le había mentido para no ir a las primeras horas. Realmente el profesor no iba a asistir por cita médica, pero no sería la primera vez que faltaba solo porque odiaba esa asignatura. Cerré lentamente la puerta, esta vez sin interceptación.

Mi madre trabajaba en la granja del pueblo, era la dueña del 80% de las vacas y quien llevaba todos los acuerdos con las empresas que requerían de leche especialmente. Mi padre era veterinario de más de seis pueblos de la zona, su clínica estaba en el pueblo anterior al nuestro, así que también solía estar ocupado.

Nada más darme la vuelta vi más allá de mi ventana. Para ser exactos, La ventana de la casa del increíble Jangu. Ese hombre tenía al pueblo en sus pies, era un vecino ejemplar que encima mantenía muy vivo el pueblo con su negocio. Caminé sin quitar ojo de la cabellera morena que rondaba por la habitación que siempre estaba vacía y apagada. Veía cómo bailaba, incluso escuchaba un poco su música desde mi habitación. Debía ser la hija de Jang, después de todo ya me avisaron de que había vuelto después de tanto tiempo. No recordaba su cara, y una inexplicable curiosidad me invadió.

No la recordaba para nada alegre, y ahí estaba ella saltando por doquier. Se me escapó una pequeña sonrisa, seguramente si se diera la vuelta pasaría la vergüenza de su vida.

-Yun-miré tras de mí, mi hermano estaba tratando de ver también por la ventana.

-¿Qué haces aquí?

-Mamá dice que si vas a ir a clase de verdad aceleres.

Qué poca fe tenía en mí...

Agarré mi mochila, y dejando la habitación algo desastrosa, salí de allí. Mi hermano pequeño, que debido a una excursión del cole al cine se había quedado en casa, me siguió hasta la planta baja. Mi madre realmente me miró sorprendida. Le dediqué una sonrisa antes de salir por la puerta.

Hacía sol, pocas nubes cubrían el cielo y desgraciadamente el tren se estaba retrasando. En esos momentos de silencio fue donde eché en falta mi música—¿dónde se me habría caído?—Eché un rápido vistazo a los alrededores de la estación, no había ni rastro. No había tanta gente que bajara en esa parada, así que si alguien hubiera cogido mi MP3 sería del pueblo; y todos allí sabían de sobra que yo era el único subnormal que seguía usando eso.

Cerré los ojos al sentir la ráfaga de aire del tren. Un pequeño golpe de adrenalina que con una buena canción de fondo habría sido mucho más reconfortante, recorrió mi cuerpo.

Part Of Me -YeonjunWhere stories live. Discover now