82. ACEPTO.

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Santa Biblia Reina Valera 1960 - Cantares 1
15 He aquí que tú eres hermosa, amiga mía;
He aquí eres bella; tus ojos son como palomas.



Días siguientes.

Narra Jiseth:

Estoy sentada frente al tocador con mi vestido de dama de honor puesto.

Entre más me miró, más convencida estoy de que no debería de ir a esa corte.

Pero no puedo quedarle mal al hermano Deimond.

Pero es que solo a él se le ocurre dejarme con Erick.

Todos estos días Erick me ha estado cansando por eso.

Ha estado más insoportable que los demás días.

Todo mundo dice que él es un amor, pero es porque no lo conocen tanto como yo.

Yo sé que nada es como parece.

Él es un chico insoportable, aunque no les voy a negar que también es lindo y que eso fue lo que cautivó mi corazón.

Pero ahora no estamos hablando de eso, sino de que no quiero hacer pareja con él.

Es más estoy decidida a hablar con él ahorita que llegue a recogerme y le diré que cambiaré de parejo.

Además todos estos días la hermana Ema me ha estado mirando raro y yo sé que es por eso.

—¡Hija! —habla mi madre desde la puerta.

Doy un salto en mi lugar.

—mamá, me asustaste.

—lo siento mi vida —responde —Erick ya está aquí —me informa.

Apenas escucho su nombre, mi cuerpo comienza a temblar.

«Es como si...».

«Cómo si...».

«¡Fuera Satanás!».

Reprendo al diablo mentalmente.

No tengo porque sentir cosas así por él, cuando solo es mi mejor amigo.

Me levanto y camino con sumo cuidado hacia la salida con temor de ir a tropezar.

—¡Adiós mamá! —me despido.

—¡Ya nos vemos en la boda! —me dice.

Es ahí cuando una gran idea surca por mi cabeza.

—¡Madre! —la llamo.

Ella sale de la cocina.

Rio para mis adentros.

—¿No te gustaría venirte con nosotros en el auto?. —pregunto.

Ella sonríe.

—me encantaría —responde.

—¡¡Yes!! —exclamo feliz.

Ya no tendré que aguantar a Erick por todo el camino sola.

Además si mi mamá está, él se comportará ya que para mí mamá él es un ángel.

—pero aún no estoy lista, así que será mejor que se vayan adelante —termina de decir rompiendo mis planes.

Mi semblante decae.

—cambia esa cara —me dice —ni que te fueras a ir con un demonio para que te pongas así, te vas a ir nada más y nada menos que con él hijo del pastor, uno de los mejores chicos de la iglesia.

«Cómo siempre mi mamá alabandolo».

«Solo falta que le haga un altar».

Por veces siento que lo quiere más a él, que a mí que soy su hija.

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