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Hoy es la gran noche, el ball tan esperado de Lady Danbury. Todas las personas en el Ton, se encontraban presentes, atentos y con altas expectativas. Algunos rumores se habían esparcido por el pueblo; el regreso de Francesca Bridgerton junto a su nombramiento como diamante de la temporada. Colin Bridgerton de vuelta a Londres luego de sus viajes por Europa, siendo - seguramente - el siguiente hermano más deseado y envidiado de la sociedad.

La boda del Vizconde Anthony y Kate. Las nuevas visitas y presencias misteriosas en la fiesta. Incluso, también hubo algún cotilleo referente al Duque de Wellington, Nicholas Edevane. Las solteras esperaban con ansias verlo esa noche, se había convertido en toda una celebridad durante el poco tiempo interactuado las últimas semanas.

Sin embargo, el cotizado hombre del momento, no se encontraba por ningún lugar cercano. Era muy posible que no se presentará hoy. Lo cual era una decepción para las damas, pero un alivio para los caballeros.

Penélope, en cambio, se mantuvo en una esquina de la celebración, como era típico de la joven Featherington. Con su vestido verde oscuro, adornado en encajes de joyas. Su cabello rojizo, largo y suelto arropando sus hombros con sensualidad. Tampoco se dejaba en el olvido su rostro angelical, enaltecido con un sutil y natural maquillaje, observando con detenimiento lo que ocurría.

Ella, por primera vez desde que tiene conocimiento, se sintió hermosa.

Lo malo fue que, a pesar del cambio de vestimenta, de su transformación física, seguía invisible, ignorada, sin ser notada por nadie. La pelirroja se presentaba con su dulzura y amabilidad cuando se acercaba a entablar una conversación. Pero todo lo que es ajeno a ella, terminaba siendo más interesante. Si no se trataba de Francesca, era de Cressida, de Eloise o alguna otra mujer de la alta sociedad.

La pelirroja se encontraba sola, con su tarjeta de baile vacía, entretanto los minutos volaban y junto a estos, las ilusiones de Penélope. Ella, arregló su vestido, opacado sus tiernas facciones con una mueca de disgusto y desesperanza.

Sus manos se aferraron una a la otra mientras su vista se dirigió al frente con aburrimiento. Sus pupilas rápidamente divisaron la familia Bridgerton. Anthony bailaba con su esposa entre el gentío y de vez en cuando, le robaba uno que otro beso a su mujer.

La pelirroja pudo sonreír de la ternura, mas no fue muy visible si no desganada. Puesto que, envidiaba a Kate - en el buen sentido de la palabra-. La ahora Vizcondesa había tenido su historia de amor correspondido. Y Penélope seguía sufriendo por un varón que no le miraba más allá de unos ojos fraternales.

La joven Featherington suspiró, agachando la cabeza con lástima. Inevitablemente, justo al levantar su barbilla, sus luceros celestes paseaban entre la multitud, en busca de Colin. Lo extrañaba, no iba a mentirse a sí misma. No obstante, el susodicho no había hecho acto de presencia todavía. Penélope no sabía si sentirse aliviada o entristecida. Oh, como odiaba sentir tanto y a la vez, querer sentir nada.

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⏰ Última actualización: Apr 24 ⏰

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