–Eran tus amigos, chico, ¿cómo pudiste hacerles algo así?–Reprochó el oficial de policía al joven de cabellos color limón.
Detrás de ellos se encontraban los bomberos intentando apagar la casa que poco a poco era consumida por las llamas, dentro de ella, se encontraban los restos de cuatro varones que fueron brutalmente asesinados por quién creían, era alguien de confianza.
Yeonjun, el único sobreviviente y responsable de todo, se encontraba sentado en la banqueta con una cobija sobre sus hombros, estaba completamente manchado de sangre.
Pero no se preocupen, no es de él.
El delgado muchacho podía sentir las miradas de los vecinos intrigosos clavarse en su nuca, incluso pudo oír algunos de sus comentarios.
"Es un demente."
"Yo conocía al chico que vivía en esa casa desde niño, era tan adorable."
"Las generaciones se están pudriendo."
"Por Dios, eran sólo unos niños."
Pero para que entiendas todo, déjame llevarte al pasado, sólo un par de horas antes de que la más reciente masacre de Seúl se llevara a cabo.
Yeonjun era alguien relativamente "normal", acababa de cumplir dieciocho primaveras, tenía un trabajo de medio tiempo en una tienda local, solía salir seguido con sus amigos, siendo este el de mayor edad entre ellos, eran un pequeño grupo conformado por cinco que solía llamar un poco la atención, ya que todos los integrantes eran del sexo masculino y eran bastante atractivos tanto físicamente como en tanto a personalidad se refiere, además, eran casi como hermanos, fueron sumamente unidos hasta el final.
El resto del grupo eran Soobin, alguien bastante alto de cabello color morado, contaba con diecisiete años; seguido de él está Beomgyu, era delgado y de piel pálida que hacía un precioso contraste con su oscuro cabello, tenía la edad de dieciséis; luego tenemos a Taehyun, un pelirrojo de piel ligeramente acaramelada y de grandes ojos; al final, como el menor, estaba Kai, el único extranjero del grupo, estos últimos tenían tan sólo quince.
La semana había sido catastrófica, Soobin cumpliría años ese día y los chicos no paraban de insistir en que fuera a pesar de las constantes negativas del de cabello amarillo, no es que Yeonjun fuera un mal amigo, por supuesto que no, lo que pasa es que había estado algo presionado, la universidad lo tenía hundido en proyectos, las últimas dos semanas a penas había conseguido dormir un par de horas al día, además, las cosas en su trabajo eran caóticamente preocupantes ya que habían estado haciendo recortes de personal por montón. Sinceramente no se encontraba de buenos ánimos.
La noche anterior no durmió absolutamente nada y ahora mismo se encontraba acomodando unas cajas en su trabajo cuando su jefe se acercó a él.
–Choi Yeonjun, ven a mi oficina cuando termines eso–Exclamó el de mayor rango antes de darse la vuelta dejando a Jun con el corazón a mil pensando en las razones por las que lo necesitarían en esa oficina.
Tan pronto como cualquier rastro de su empleador se esfumó, su teléfono sonó anunciando una llamada. Palpando los bolsillos de su pantalón de forma desesperada por fin dio con el aparato y contestó sin revisar el nombre del contacto.
–¡Buenas tardes, hyung!–Exclamó con alegría una voz que reconoció al instante al otro lado de la línea.
–Hola, Beomgyu–Respondió cansado el mayor.
–No te escuchas muy animado, amigo–Comentó el pelinegro, seguido de una pequeña risa.–Supongo que ya sabes porqué te llamo, ¿no es así?
Yeonjun maldijo mentalmente el no haberse fijado quién llamaba para tener que ahorrarse esta charla de nuevo.
–Sí, Gyu, ya me imagino para qué llamas, pero...–No pudo terminar debido a la interrupción por parte del contrario.
–Genial, será en casa de Soobin, a las tres, si faltas Taehyunnie se enojará y ya sabes cómo es. ¡Nos vemos allá!
Y colgó. El menor condenadamente colgó sin darle tiempo de rechistar.
Al terminar con la última caja, exhausto, enredó sus dedos en sus claras hebras queriendo arrancarse la cabeza ahí mismo, a paso temeroso y con la mirada en el suelo se dirigió a donde su jefe lo llamó y cuando estuvo en la puerta tocó nerviosamente antes de recibir respuesta y entrar.
–Siéntate, Choi, por favor–Yeonjun hizo caso y tomó asiento en una de las dos sillas frente al escritorio de caoba.–Escucha, esto es algo difícil de decir, así que solamente pon atención. La empresa no tiene capital suficiente para seguir cubriendo tantos sueldos, y desgraciadamente, haz sido uno de los desafortunados que vamos a correr, al salir te darán un cheque, ahora vete.
Nuestro protagonista se quedó unos segundos congelado en su lugar, era demasiada información la cuál le cayó como un balde de hielos y no podía terminar de procesarla.
Algo se comenzó a acumular en el interior de su estómago y sentía que sus venas quemaban. Estaba furioso, ¿cómo ese maldito se atrevía a despedirlo después de que él había sido tan buen empleado? Nunca llegó tarde, nunca le dieron una sola queja de él o de su área y había sido servicial. ¡¿Que carajos estaba pasando?!
–¿No me oíste? Vete ya, te pagarán afuera, Choi.
Con la cabeza hecha un lío y prácticamente dejando una estela de lava en el piso con sus pasos, salió de ahí, azotando ligeramente la puerta, ni siquiera recogió su liquidación, le daba igual, él sólo quería jodidamente golpear la pared hasta que sus puños sangraran.
Al salir del establecimiento le llegó una notificación a su teléfono.
Kai ❤︎
–Hyung, Tae pregunta que si ya vas a llegar, ya estamos todos aquí.
4:10Guardó el teléfono en el bolsillo trasero de sus jeans sorprendiéndose un poco al ver que tardó tanto en la oficina y ya había pasado la hora acordada, así que se dirigió caminando a la casa del pelimorado, ya que quedaba cerca de su trabajo.
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Can't you see me?
FanfictionPara ti, ¿Existe una razón válida para matar a alguien? ¿Y si ese alguien fuera tu mejor amigo? La mayoría de personas ni siquiera tendrían que pensarlo, porque, vamos, ¿Quién haría algo así? Aunque, claro, siempre suele haber excepciones. Nunca sab...