Everlasting love 💕

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-Mi vida, deja de hacer eso -bufé nuevamente al ver a mi novio poniéndose una faja para ocultar su hermosa pancita.

-Amor, ya hablamos de esto. Detesto mi panza.

Una vez terminó de colocarse la prenda, se puso el polo azul del uniforme, que se ajustaba alrededor de su cintura. Luego, se puso un pantalón deportivo ancho, también azul. Al terminar, se miró al espejo y acomodó su suave cabello, para después darse la vuelta.

Fruncí levemente el ceño, mostrando lo incómodo que me sentía. Evité su mirada y solté un suspiro de frustración.

Mi novio se acercó lentamente hacia mí con una leve sonrisa en los labios. Una vez estuvo enfrente mío, se sentó en mis piernas, dejando las suyas a un costado de las mías.

-No te enojes, amor mío... -susurró con un puchero. Llevó una de sus manos a mi cabello y empezó a acariciarlo suavemente-. Me siento más bonito así.

-Sabes que no me gusta que digas esas cosas, bonito -respondí mientras ponía mis manos en sus caderas y recostaba mi cabeza en su hombro-. No necesitas esas cosas para ser bonito, cielo. No sé qué hacer para que dejes de pensar cosas horribles sobre tu cuerpo -me lamenté.

Jimin no dijo más. Lo único que hizo fue seguir acariciando mi cabello, dejando besos en mi cabeza de vez en cuando.

El momento no duró mucho, ya que teníamos que ir a estudiar, pero la misma pregunta seguía rondando en mi mente:

¿Qué puedo hacer para que Jimin se ame a sí mismo?

¿Qué puedo hacer para que Jimin se ame a sí mismo?

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Seis horas después...

Por fin había encontrado la solución a mi problema.

Caminaba rápidamente hacia el salón de mi amor. Hace unos segundos había sonado el timbre, pero, con lo lento que era mi chico para guardar sus cosas, sabía que tendría que esperarlo unos minutos afuera.

Cuando llegué frente a la puerta de su salón, me encontré con su mejor amigo.

-Hola, Koo. ¿Qué tal? -me sonrió suavemente mientras extendía su mano para un apretón, que obviamente acepté.

-Hola, Tae hyung. Todo bien, ¿y tú?

-Bien, por suerte -su sonrisa se amplió aún más-. Por cierto, hoy Jiminie estuvo algo decaído. ¿Sabes qué le pasó?

Mi sonrisa se desvaneció abruptamente y fruncí el ceño.

-Me lo imagino, sí -susurré-. Tuvimos una pequeña discusión antes de venir. Está otra vez con problemas alimenticios y usa esa maldita faja casi todo el día -respondí, frustrado.

Las facciones de mi hyung se endurecieron, igual que las mías, y soltó un bufido.

-Mierda, por eso lo noté más pálido de lo normal y no quiso comer nada de lo que traje -murmuró.

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