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"Agente Muriel, me recibe?" Me llamaban por el walkie. "le recibo, dígame " había interferencias pero podía escuchar al agente Carl. "tenemos un código 098 en Westfalia, n°34" Eso significaba asesinato, homicidio o suicidio. "Vamos para allá, corto y cambio".
-Vamos Rod, coge el coche. Tenemos una emergencia. - Le dije a mi compañero.
Él obedecía, no le quedaba Más remedio si quería pillar cacho esa misma noche. Así es, llevaba liándome con el 6 meses. Quien se puede resistir a una sexy rubia de metro setenta y curvas de infarto? Lo tenia comiendo de mi mano.
Salimos corriendo de la comisaría y nos metimos en el coche lo más rápido que pudimos.
Por el camino, a Rod se le ocurrió la jocosa idea de preguntarme:
-Si te toca coger el cadáver tú y lo cojo por ti... Que regalito me darás esta noche? -Dijo guiñando un ojo.
-Sabes que aquí quien manda soy yo.-Dije fríamente.
-Uff, no sabes como me pones... -Dijo riéndose.
-Calla.-Le corté.
Cuando llegamos allí abrimos la puerta, que ya estaba abierta por los demás policías.
Nos indicaron que subiéramos al piso de arriba. Miéntras subía le dije al agente Carl que me resumiese lo ocurrido.
"Nos han avisado de que había una chica muerta en la bañera. No había agua, solo un líquido rojo y no sabemos si es sangre. No Sabemos si tiene heridas o no, la hemos dejado para cuando usted viniera."
Era lo único que necesitaba saber, uno de los casos Más raros y complicados de resolver, me gustaba.
Cuando llegué al baño, vi una chica con el pelo negro corto, la cabeza agachada y casi sumergida en el líquido rojo. No tenía color en la piel, efectivamente estaba muerta.
Pedí a los forenses que se la llevaran para que le hicieran una autopista.
-Tiene pinta de suicidio pero... Para qué se baña en un líquido rojo?- Dijo Rod.
Toqué el agua, estaba templada. No se había causado una hipotermia y si hubiera querido ahogarse estaría totalmente sumergida en el agua.
-Debemos esperar a los resultados de la autopista para descartar ideas, estoy segura de que no ha sido un suicidio.
Observamos el baño, no había huellas ni sangre en el suelo, para estar seguros usamos la luz ultravioleta.
-Y... Quien dices que ha llamado?.- Le pregunté a Carl.
-La vecina de al lado, Irene creo que se llamaba.
-De acuerdo, id a buscarla. Quiero interrogarle y que me cuente cosas sobre esta chica... Me resulta tan raro...
Salimos de la casa, la ambulancia ya había llegado y los forenses se habían ido. Solo quedaban vecinos asomados asombrados.
Llamé a la puerta de la vecina y dije:
-Irene Stick? Soy Helen Muriel, agente del FBI. Podría acompañarme para poderle hacer algunas preguntas sobre la fallecida?
Ella asintió cordialmente.
-Si no es mucha molestia, preferiría que me hagáis preguntas aquí, en mi casa.- Dijo Irene.
Aceptamos, entonces nos invitó a entrar.
Llegamos al salón y nos sentamos, entonces dijo :
-La fallecida se llamaba Margaret London. Tenia unos 23 años. Vivía sola, no tenía padres o al menos nadie sabía de su existencia. Llegó al pueblo hace unos 5 años. No hablaba con nadie, era una chica solitaria y apenas salía de su casa. Hay quien dice que la violaron con 16 años y desde entonces se ha vuelto loca y que mató a su familia. Pero ya saben ustedes como es la gente de los pueblos... Dicen tantas cosas que podrían ahorrarselas.
Esto me resultó raro. Si no hablaba con nadie, como que Irene entró a su casa?.
-Dígame, Irene. Si Margaret era una chica tan solitaria y antisocial... Como es que usted entró a su casa?
La mujer mayor, de no más de 57 años, no perdió la compostura y siguió sonriendo. Entonces dijo :
-Yo era la única en la que confiaba. Me dio una llave de su casa para que, en su ausencia, regara sus plantas o ver si todo seguía en su sitio, si no le había robado nadie etc. Yo era como su "abuela" por así decirlo. Y si no hay más preguntas les tengo que pedir que se marchen, debo de ir a recoger a mi nieta de Ballet.
Le dimos las gracias por su declaración pero aun así Noté algo sospechoso su versión. Tendríamos que seguir investigando pero para ello, necesitábamos la autopsia.

El Asesino de La BañeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora