"Kyle, me da miedo dormir".

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Stan Marsh estaba atormentado por la creencia de que la muerte de su madre y hermana era culpa suya. Se reprochaba constantemente por no haber pasado más tiempo con ellas, por no haberle dicho cuánto la quería o por no haber sido un mejor hijo u hermano.
Esta culpa lo perseguía día y noche, erosionando su mente y su corazón.

Cada noche, cuando llegaba la hora de acostarse, un profundo terror se apoderaba de él. Temía perder el control de su mente y ser consumido por pesadillas aterradoras que lo dejaban indefenso y vulnerable.

-Kyle

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-Kyle... ¿podemos hacer pijamada los dos?- preguntó el pequeño pelinegro a su mejor amigo.

-Eh? No, no, saldré con Rebecca, después.

-Pero eso dijiste la semana pasada... - los ojos azules estaban cristalinos.

-Ya, ahora lo digo enserió, aparte es solo una pijamada - Kyle ni siquiera miraba a Stan.

Stanley se movió un poco de ahí, intentando lucir fresco como lechuga, pero pareciera ser de paquete caducado. ¿Solo una pijamada? ¡esa pijamada me puede aliviar mi miedo a la hora de dormir!
Estaba furioso que Kyle no notara lo devastado que estaba Stan, no mentalmente, sino que físicamente también se notaba mal.

 ¿Solo una pijamada? ¡esa pijamada me puede aliviar mi miedo a la hora de dormir! Estaba furioso que Kyle no notara lo devastado que estaba Stan, no mentalmente, sino que físicamente también se notaba mal

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Ahora estaba en casa, comiendo un cereal, bueno, intentando.
Estaba cansado pero trataba de comer ya que morirse de hambre era lo menos que quería.
Temía que cada bocado que tomara pudiera llevarlo a un estado de somnolencia y, por lo tanto, caer de hocico en la mesa.
La idea de cerrar los ojos después de una comida le producía un terror inmenso.

Sentía una culpa abrumadora y una sensación de indignidad, como si no mereciera experimentar placer o satisfacción en ningún aspecto de su vida.
En lugar de ver la comida como una fuente de nutrición y energía, la percibía como un castigo por su incapacidad para proteger a sus seres queridos. El miedo a comer se convirtió así en una manifestación física de su dolor emocional y su autoestima deteriorada.

Pensaba que no merecía comer.

Alejó el plato de cereal lejos de él para ir a su habitación.
En la soledad de su habitación, Stan se sumergió en un mar de pensamientos tumultuosos y emociones abrumadoras. Cerró la puerta detrás de él, buscando un refugio temporal de la angustia que lo consumía.

El silencio del espacio familiar solo amplificaba su dolor, pero también le brindaba un lugar para confrontar sus emociones sin interferencias externas. Se dejó caer en la cama, sintiendo el peso de su tristeza y su culpa aplastándolo.
Miró fijamente el techo, perdido en un mar de pensamientos y recuerdos dolorosos. En la intimidad de su habitación, Stan se permitió sentir el peso completo de su sufrimiento, sabiendo que solo enfrentándolo de frente podría comenzar a sanar.

Trató de mantenerse despierto durante horas, pero el agotamiento finalmente lo vencía y se quedaba dormido, solo para despertar gritando en medio de la noche, empapado en sudor frío y con el corazón palpitando con fuerza.

-¡Kyle!

Eso fue lo único que salió de su boca.
Ocupaba a Kyle, a su mejor amigo pero a Kyle le daba igual.
Kyle lo veía como un asesino.
Kyle lo veía como un asesino.
Kyle. Kyle. Kyle. Kyle. Kyle.

Con el tiempo, Stan comenzó a experimentar alucinaciones horripilantes incluso cuando estaba despierto, confundiendo la realidad con sus peores pesadillas

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Con el tiempo, Stan comenzó a experimentar alucinaciones horripilantes incluso cuando estaba despierto, confundiendo la realidad con sus peores pesadillas. La somnifobia lo llevó al borde de la locura, y cada noche se convertía en una batalla desesperada por mantenerse despierto y escapar del terror que acechaba en la oscuridad de sus sueños.

- Oye, Kyle - la voz de Stan era más temblorosa y baja.

-Espera.

Stan no podía esperar más, quería cerrar sus ojos, descansar, no tener ninguna otra preocupación, dejar de estar lleno de culpa.

Stan se sentía mareado, cada vez sus ojos se iban cerrando.
Cayó al suelo, lo único que podía mirar era solo un negro vacío.

Se sentía mejor.

- ¿¡Stan!?









No se puede estar despierto para siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora