Coffee at Midnight

vida paralelas

CORAL GABLES, BANGKOK

ANUENG APASRA

If this is my last night with you
Hold me like I'm more than just a friend
Give me a memory I can use
Take me by the hand while we do what lovers do
It matters how this ends
'Cause what if I never love again?

"All I Ask"- Adele

La letra de la canción seguía dando vueltas en mi mente mientras me estacionaba frente a mi casa en Coral Gables a las casi tres de la mañana. Era la hora usual en la que llegaba a casa debido a mi trabajo. Me gustaba la madrugada, me gustaba esa sensación de paz que producía el silencio de la noche. Era la hora en la que la gente dejaba de fingir. Los que trabajaban podía ser libres del estrés laboral y dejarse llevar simplemente por pensamientos, por su realidad; y para los soñadores, como yo, era la hora perfecta para dejar que la creatividad de un sueño llegara a nosotros para volverlos realidad aunque fuera únicamente por una noche. Me encantaba simplemente poder sentarme en los escalones del porche de mi casa en esa exclusiva residencial y darme la oportunidad de ver las estrellas y traer a memoria recuerdos, experiencias y empezar a soñar.

Me bajé de mi coche sintiendo el aroma indiscutible de los rosales que tenía justo a los lados del camino que llevaba hacia el porche de mi casa. No era una casa enorme, pero quedaba muy cerca del Matheson Hammock Park que era un oasis maravilloso donde tenía a mi pequeño bebé, el "Midnight Star" que era mi bote. Lo había comprado años atrás y que poco a poco había ido reconstruyendo. Adoraba navegar, era mi pasión más grande, adoraba el sentimiento de libertad que proporcionaba sentir la brisa del océano golpear tu cara y ver su inmensidad.

Navegar era mi escape, era la forma que tenía de perderme en la inmensidad del mundo que me rodeaba y simplemente ser Anueng Apasra, la periodista y locutora, y no la hija de Piengfah y Chet Apasra, los millonarios dueños del bangkok Herald.

Yo era la chica que disfrutaba de la brisa nocturna, que disfrutaba del mar, de las pequeñas gotas de agua golpeando mi rostro mientras desembarcaba en algún lugar remoto y apreciaba su belleza. Era una chica sencilla que todo lo que tenía era gracias a su trabajo. No quería que el apellido de mi familia provocara que me estereotiparan como la "hija de ricos" que simplemente tiene la vida hecha. Mis padres me habían enseñado a trabajar duro por mis sueños, y eso estaba haciendo. Adoraba mi trabajo, no había duda de eso. Era lo único que tenía en ese momento.

Coffee at Midnight había sido mi idea y mi concepto. Al principio había tenido miedo de que no tuviera éxito pero era uno de los programas con más audiencia a pesar de ser en la madrugada. Mi productor, Chris Pratt había tenido la suficiente confianza en mí para llevar a cabo este proyecto. Mon, mi mejor amiga, siempre me decía que él estaba un poco enamorado de mí, lo cual era absurdo. Era tan absurdo como yo en ese momento cuando era incapaz de encontrar las llaves de mi casa en mi bolso. Mi madre siempre me decía que si la ropa pudiera minimizarse y entrar en un bolso de mano y no crear un caos la llevaría conmigo.

No era una mujer muy sofisticada, por lo menos no cuando la ocasión no requería que se pusiera un vestido y zapatos de tacón. Era una mujer de gustos sencillos. Llevaba un bolso playero enorme donde guardaba desde lo más indispensable como mi billetera, hasta lo más insignificante como un atornillador que olvidé guardar en el bote el último fin de semana. Cosas normales que se puede encontrar en el bolso de una mujer. Estaba segura que no era ni la primera, ni la última mujer que llevaba un atornillador en su bolso así como una lija para madera y mis sandalias favoritas.