Viernes 5 de septiembre 2014, una semana después.
Estaba tan preocupada, que incluso el café que le había parecido el más exquisito del mundo, no pudo ponerla de buen humor. Hoy había salido a almorzar con Liam antes de pasar al teatro para firmar el contrato de seis meses que impartiría clases de piano, apenas había entrado al precioso lugar se sintió insegura e incluso incapaz de dar más pasos. ¿Qué tal si se encontraba de nuevo con el joven de ojos rasgados? No quería confundirse más y tampoco perturbarlo a él, después de meditarlo estos días, era evidente que la reacción del muchacho había sido lo normal cuando ves a alguien que conoces y que no te responde como debería. ¿Era el amigo de su reencarnación? No quería averiguarlo, no quería que le hiciera preguntas que no pudiera responder o pedirle a él respuestas que no quería obtener ahora. ¿A qué se había referido con rehabilitación? ¿En qué circunstancias conoció a su "yo" del futuro?
No sabía que, en ese estado de meditación, que estando sentada así sobre el sofá con las rodillas pegadas a su pecho y una manta cubriendo su cuerpo, era observada por Rainelis que había despertado de una siesta. Afuera estaba oscuro, pero la luz tenue de aquel rincón de la sala de estar le daba un toque cálido y hasta romántico al ambiente.
El día de hoy, la modelo lo empezó levantándose a las siete de la mañana para ir al gimnasio por dos horas seguidas, después de ducharse y hacerse los arreglos necesarios, fue a un estudio de televisión donde fue invitada para hablar sobre los proyectos que se venían a futuro y lo felices que estaban en su familia porque hoy era el cumpleaños de su afamado padre. La sorpresa se la llevó cuando llegó al departamento para almorzar y acompañar un rato a la psicópata, pues sólo encontró una nota, escrita por ella con bella letra caligráfica, que decía el por qué no estaba allí. Tuvo que ir a la cocina a prepararse algo exprés y ahogar ese calor extraño en su estómago con mucha soda, un calor extraño que se extendía a sus puños junto a una necesidad extraña por golpear algo o a alguien. Pero ahora después de la larga siesta, se había despertado y por una intuición poco usual se levantó con la intención de ir a la sala de estar. ¿Qué pasaba por la mente de la psicópata? La preocupación reflejada en su rostro era algo más habitual desde que había visto a la gitana. ¿Qué le había dicho?
Rainelis: Buenas tardes, más bien buenas noches. –Susurró sin pensar que ella pegaría un salto en el sofá- ¡Tranquila! Tranquila. –Se acomodó al otro lado del sofá, en el borde de su muslo los pies de Alondra la tocaban con la punta de sus dedos- ¿A qué hora llegaste?
Alondra: Hace dos horas, estuve leyendo en la computadora y ahora bebo café, me gusta cuando este espacioso y bello departamento está en silencio. -Dejó la taza vacía a un lado y se apoyó de mejor forma en el sofá- A partir del próximo lunes empezaré a ir al teatro, mis horarios son lunes, miércoles y viernes desde las dos hasta las cinco de la tarde, es sólo el principio.
Rainelis: Pues mejora esa cara, te gusta mucho el piano, pero pareciera que no eres feliz con eso. ¿Qué te pasa? Desde que vimos a el gitano estás apagada. –No le gustó la forma en la que ella la estaba viendo, ¿era lástima? Se veía tan profunda y meditativa, casi como si se muriera por contarle algo- Voy a ducharme, debo salir. -Salió del sofá con claras intenciones de desaparecer pronto de allí, sin embargo, una idea pasó por su cabeza y no pudo evitar voltearse a verla de nuevo- ¿Vas a estar ahí toda la noche?
Alondra: Hay muchas cosas que debo estudiar, digo, muchas cosas que me llaman la atención señorita Rainelis y quiero averiguar, se ha vuelto una costumbre.
Rainelis: Pues cambio de planes. –Las palabras salían sin control de su boca, se estaba dando cuenta, pero no podía frenarse- Ponte lo mejor que tengas, me acompañaras al cumpleaños de mi padre.
Cuando terminó la frase y las palabras dejaron de ser emitidas, quiso golpearse contra la pared. ¡¿Pero qué mierda estaba haciendo?! La celebración del día de hoy era solamente entre la familia Rosario y la de su madre que, por increíble que pareciera, era muy amiga de la de su padre. ¿Con qué excusa la llevaría? Creerían cosas que eran imposibles, como que Alondra Michelle Goodwin era su novia, creerían que era una relación seria porque jamás en su vida había llevado una chica a casa, ni mucho menos frente a sus padres, grave error. Sin embargo, al ver el brillo en los ojos de ella, su sonrisa tímida y las mejillas que se tornaban rojas por la vergüenza fue imposible decirle que había cambiado de planes en un segundo, ella estaba entusiasmada y era evidente. Algo se le ocurriría para que nadie tomara las cosas de esa manera, quizás la única realmente feliz sería su madre cuando la viera.
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Enamorarte. (Adaptación Railo)
Fanfictionesta historia NO me pertenece, créditos respectivos a su autor.