El Velo

II

La situación del compromiso se había vuelto bastante incomoda y ni siquiera se habían presentado ambas familias, pero era algo justo tomando en cuenta que Emma resultaba ser la doble de Jenna, los casos de los doopelgangers o dobles, no eran muy comunes al ser un mundo lleno de criaturas y bueno, humanos. Pero ahora parece que el que Emma llegará a la vida de la familia Cox, mismos que habían tenido a Jenna con ellos años atrás, no era una casualidad o eso creían los hermanos que, aunque trataban de actuar normal con Emma no podían, ver esa cara y sobretodo esa sonrisa de nuevo les erizaba la piel.

-Rey Andrew. - La voz del pequeño Nicholas saco de sus pensamientos a Andrew que sostenía la mano de su esposa, pero no podía dejar de mirar a Emma. –Puedo salir con su hija al jardín? -

-Prometo que no nos alejaremos mucho papá. - Apoyo Aileen, la pequeña hija de Andrew, el rey asintió con calma dejando ir a los más jóvenes a jugar y a ser simplemente lo que aún son, niños.

-Deberíamos poner columpios afuera del castillo Emma, así cuando la pequeña Lee quiera ir a jugar con Nicholas igual estaríamos preparados. - Farah menciono riendo un poco para ser seguida por la risa de Emma que le dio la razón, ante el sonido de su risa Amelia agacho el rostro un poco ocultando la mueca que se posó en sus labios ante ese sonido, esa risa.

Le parecía increíble que además del rostro tenía la misma voz, misma risa, misma calidez, era como si su Jenna hubiera vuelto para estar con ellos de nuevo, pero la diferencia, la única y simple diferencia entre Jenna y Emma era que, si Emma fuera Jenna, estaría abrazando a Andrew, trenzando el cabello de Amelia y sin duda no se despegaría de Edward, el cual aún no regresaba. Esa era la diferencia, que Jenna los amaba tanto como ellos a ella, y esta chica frente a ellos apenas y los conocía.

-Discúlpenme un momento. - Mencionó la castaña de rizos cuando pudo recuperar el habla sin que su voz sonara cortada, Amelia se levantó del sofá donde estaba junto a su hermano para salir de la sala y caminar por los pasillos, los guardias la veían preocupados, pero ella no se detenía, hasta llegar a su habitación, donde un sollozo salió de sus labios y aguanto las ganas de respirar para que las lágrimas no salieran.

Esto era difícil para todos, y claro, aunque Edward fue el más cercano en todos los aspectos a Jenna, para Amelia esa chica era su hermana, desde el primer día en que llegó a su castillo con sus padres ella se encariño y es que era tan fácil querer a Jenna, era tan sencilla y honesta que te hacía confiar y quererla de inmediato.

Amelia camino a su espejo para mirar si las lágrimas no habían salido y efectivamente no estaban, se sintió más calmada ya que no iba a mostrar debilidad ante la familia de la prometida de su hermanito, era un día feliz donde dos apellidos se cruzaban y una unión nacía, no uno donde tendrían que llorar cada vez que la hermana mayor de Farah hablara.

Mientras miraba a su espejo mentalizándose que no podía mantener ese humor frente a los demás, sobretodo Ares, la chica escucho unos ruidos en la habitación de al lado, la cual le pertenecía a su hermano mayor, Edward. La chica salió de su cuarto y nerviosa rasco sus nudillos antes de tocar la puerta, ninguna respuesta. Espero unos momentos más en silencio, pero aún nadie respondía, entonces simplemente entro.

Al hacerlo, la chica noto con su hermano movía su ropa, sacudía sus corbatas o simplemente cambiaba las cosas del lugar, y fue fácil para ella darse cuenta que su hermano tenía un pequeño ataque de nervios, era algo normal en él desde que Jenna falleció y la forma de arreglarlo o calmarlo es que a su alrededor todo estuviera bien, por ende, cuando le sucedía algo así, Edward se dedicaba a acomodar su habitación.

-Esa camisa se va a rasgar si la sigues colgando así. - Murmuro la chica para acercarse a su hermano que rio sin gracia, pero accedió a darle la camisa a su hermana, está la colgó con calma y Edward suspiró al verla en su lugar. –Quieres que llame al servicio de limpieza? -