Enrredos

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Laisa

Mi vida nunca fue fácil, pero no me quejaba, cada momento de mi vida me dejaba una huella muy grande. Desde que me mude desde Detroit mi querido hogar, hasta la gran ciudad de Nueva York, e descubierto otro lado de mi, ya que siempre me encontré sola en mi nueva escuela, la soledad me ayudó a descubrir mi amor por la música, mis audifonos se volvieron parte de mi, era más hermoso la mentira de un mundo en una canción o un libro que la cruda realidad donde mi pasado me atormentaba.

Nunca fui bonita, al menos a mi parecer, mi cabello castaño, ojos café, piel muy blanca y sobre todo mi baja estatura me daban una apariencia muy común y nada atractiva. En realidad nunca me esforcé por ser atractiva, siempre llevaba pantalones largos y suéter ancho, no me peinaba sólo pasaba las manos por mi cabello para acomodarlo un poco y luego me iba a la escuela.

Camine al colegio como haría una chica común de 16 años, el año escolar iba a la mitad pero mi mente nunca se fijo en los detalles de lo que tuviera que ver con la escuela, nisiquiera el camino para llegar a ella, estaba solo concentrada en el libro que estaba leyendo, pero mi cabeza dolió cuando choco con alguien, puse la mano en mi cabeza, y luego subí la mirada y mis ojos toparon con un chico que estudiaba en mi colegio, nada mas y nada menos que James, el chico más chocante que había conocido, era alto delgado cabello negro y ojos un tono más claro, llevaba una chaqueta negra con las mangas y la capucha gris, que estaba sobre una camisa negra, mi color favorito, pero como dije antes el era muy chocante, y hoy no era diferente.

-Cuidado por donde caminas niña- me dijo odiosamente.

-Disculpa, pero no tenias que ser tan grosero - le dije con una sonrisa victoriosa.

-Que lees? Pequeña mariposa- no puedo creer que es dijera eso.

-No soy una mariposa - le dije mientras el sacaba el libro de mis manos.

-Tu mochila de calavera y tu ropa negra no pueden esconder que que eres una ilusa pequeña mariposa- dijo con una sonrisa de diversión.

Que idiota.

-Me puedes devolver mi libro?

-Y que recibiré a Cambio? -me dijo pasando su mano en la cabeza con una sonrisa pícara.

-Sólo damelo- trataba de agarrar mi libro pero el lo puso tan alto que no lo pude alcanzar.

Le di un gran golpe en el pecho pero no se movió ni un poco, me tomo de la cintura y me acerco así el.

-Tranquila pequeña mariposa- me dijo acercándome aún más a él.

Mi suerte no estaba muy buena ese día porque el retrocedió, todavía apretando mi cuerpo contra el suyo pero tropezó y nos caímos, mis mejillas se tornaron rojas de la vergüenza, estaba sobre James. Me levanté rápidamente para buscar mi libro pero este estaba empapado con el agua de el charco, estaba tan molesta que le lancé el libro mojado.

-Tranquila mariposa, no te pongas violenta te voy a compensar llevándote a la escuela en mi auto- dijo con un tono más serio.

-Cómo? Claro que no, tu arruinarte mi libro, estúpido gato gótico- en mi defensa estaba muy molesta así que nose como invente lo de gato gótico.

-Vas a venir conmigo- dijo riendo.

-No lo haré- cruce los brazos sobre mi pecho.

-Claro que vendras- dijo mientras me cargaba y me ponía en su auto, y no importó cuanto moví mis pierna y mis brazos, ya estaba en su gran auto azul oscuro.

Ya estaba cansada, así que me quede en el auto.

El estuvo callado, pero sabía que preguntaría.

-Cual es tu nombre pequeña mariposa?

-Laisa- le dije fácilmente, no tenía porque ocultar mi nombre.

-Es un nombre de mariposa cursi.

Desde cuando las mariposas se llaman Laisa.

No le respondí nada más, así que saque un chocolate de mi mochila la negra de calavera que James mencionó antes, todo lo que yo vestía era así, negro, oscuro y de calaveras, acompañados con mis pulseras de púas y mi collar de corazón negro. Pero volviendo al chocolate, era como sacar el paraíso de mi mochila, le di algunos mordiscos, pero James me quito un gran trozo de la barra de chocolate, idiota mata chocolates.

Cuando llegamos al colegio me baje rápido, sin decir nada, el idiota se bajo y se apoyo en su auto en una pose sexy, el sol tocaba su cabello y sus ojos se veían hermosos, lastima que es un idiota.

Luego escuche un grito detrás de mi.

-Oye Laisa, nisiquiera me das un beso de agradecimiento.

Por eso es un idiota.




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