Veía el cielo nocturno preguntándose qué día sería, cuántos años llevaba en ese lugar. Hace mucho había perdido la cuenta y aún que no podía salir , el era feliz en ese lugar, sabía que el exterior era peligroso y que el reinado de su tío Aegon era cruel, peligroso y malo.
Y que no había lugar más seguro que Rocadragon , al menos eso le decía Aemond. El mayor se había encargado de darle todo lo que necesitará, nada le faltaba, tenía todo para vivir una buena vida. Todo excepto la libertad, no podía salir , solo podía ir a la playa de noche en compañía de Aemond.
Solían dar largas caminatas o simplemente se quedaban ahí recostados hasta el amanecer. Era prisionero pero a estás alturas su apego por el mayor era demasiado, lo quería a su lado , no podía estar sin el príncipe mayor. Su vida no era la misma si Aemond no estaba a su lado.
- Te quiero pero sabes que esté amor no es sano- acababan de cenar.
- No importa si es bueno o no, lo importante es que estemos juntos.
No era sano, no era bueno pero a estás alturas ya no importaba, estaba solo , su familia ya no estaba y Aemond era lo único que le quedaba. Lo quería no importaba como es que habían terminado juntos, lo único importante ahora es que ellos dos estaban ahí, viviendo juntos.
- Quédate a mi lado, aquí nada te hará falta.
- Eres lo último que tengo, te encargaste de eso, eres lo único que necesito.
- Yo soy todo lo que necesitas , solo yo- lo vio acercarse y espero ansioso el contacto. No importaba cuántas veces se besaran, un beso de Aemond era algo que ansiaba y necesitaba. Lo quería y quería seguir besándolo siempre.
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