Se abre el canal de radio, el silencio desaparece y un hombre de voz tosca habla.
—Buenas noches, sean ustedes bienvenidos a un programa más, está noche de domingo es bastante linda para lo que va a pasar.—
Y así, con ese inicio tan extraño el programa demostró seguir lo habitual, risas, invitados y voces no faltaron aquella noche.
Estoy harto de esto.
Ese pensamiento cruzó la mente del locutor, hace semanas sabía que su despido era inminente pero en todo ese tiempo no sentía que le afectará, conseguiría otro trabajo y seguiría su vida con normalidad.
Pero este trabajo tenía algo, no era ni bueno ni malo pero tenía algo, la alegría que le trajo tener esa oportunidad de hablar, de expresar su risa, su anhelo de una semana linda y oportuna para los escuchas le daba un calor sin igual.
Estoy harto de esto
ESTOY HARTO DE ESTO
Finalizo el programa tomo su saco, el mismo saco que cada semana llevaba, se despidió del encargo de audio y tomo las llaves de su carro... pero no subió a el.
Desapareció entre las calles de aquella gran ciudad, callejones y casa escucharon su voz por última vez.