NOSOTROS

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El tren sonaba su típico pitido anual, la hora exacta en el momento en que partía para Hogwarts, cientos de estudiantes acomodándose en los vagones y otros tanto comprando chucherías, había de todo en ese tren, brujas y magos en proceso de aprendizaje, y nuestros merodeadores no eran la diferencia, seguían molestando a quien se les atravesara, y nadie podía detenerles ya que 2 de ellos eran de las casas más importantes en la alcurnia mágica, pelearse con ellos significaba hundir tu carrera como mago o lo que sea que se te ocurra de empleo, por otra parte el grupo de elite de Slytherin, Lucius Malfoy, Régulus Black, Avery y un par más, se reunían en un vagón a discutir los planes futuros este año, eran un grupo peculiar de gente de dinero, realmente el único que no encajaba era Snape Severus, que a pesar de ser mestizo se ganó con su talento inhato para las pociones  un lugar en ese grupo de alto perfil,  ya era parte de ellos y nadie podía molestarlo, claro nadie que fuera menos que cualquiera allí pero una  excepción era Sirius y su grupo de amigos, pues estos también gozaban de un poderío de familia que rallaba la del grupo de Slytherin, sin embargo aún no entendía el afán del cuarteto de imbéciles de molestarlo siempre, ya estaban en 6to así que esperaba un poco de madurez de parte de ellos y éste año al fin lo dejarán en paz.

La bienvenida se dió, y cada grupo tomo sus respectivos lugares en la cadena alimenticia llamada colegio, la rutina era tal cual habia pasado con los 5 años anteriores, salvó que ahora ya no eran niños, ahora eran adolecentes de 16 o 17 años, casi adultos, aquel día fue tan normal como cualquier anterior año que ya estaba en el pasado.

Una semana después, Severus agradecía no ser molestado más por los merodeadores, su rutina era tranquila, James Potter agradecía un cambio fresco y dulce en el ambiente, Lily y el iban bien en su relación, Peter... pues Peter era Peter, Remus había crecido en estatura y su típico carácter docil y amable seguía a flor de piel, Régulus y Avery continuaban siendo ellos mismos, pero ninguno sabia que aquella noche, esa noche, pasaría todo lo que Hogwarts no necesitaba, una relación entre las personas más tóxicas que hubieran en ese colegio, uno demasiado posesivo y el otro demasiado rebelde.

El toque de queda ya había pasado, era la primera semana y tenía que revisar los pasillos para ver que ningún alumno de primero y otros grados se pasarán está norma por el arco del triunfo, caminaba despacio, sin prisa, todo tranquilidad, solo para saber si había alguien tan insensato como para escapar al toque de queda estando el en guardia, doblo a la esquina y luego a la derecha y se percató, una zona que nunca había visto, presumía de tener un buen conocimiento de los lugares ocultos de Hogwarts pero esté era nuevo, sabía que Hogwarts era tan inmenso como un laberinto y que muchas veces tenía lugares ocultos tras las cosas mas sencillas, sin embargo el castillo no le mostraba sus secretos a cualquiera y sin embargo este acababa de abrirse para él, como si el castillo le diera el reconocimiento de saber uno de sus muchos secretos, una sonrisa de medio lado apareció satisfactoriamente al saberse digno de que aquel majestuoso castillo lo reconociera como lo que era, un heredero pura sangre, avanzó un poco cuando a lo lejos escucho sollozos, se imagino por un momento el gusto que tendría por descubrir a alguien, y usarlo en su favor, porque Malfoy todo lo usaba en su favor, sobretodo si tenía la debilidad de alguien.

Sus pasos avanzaron hasta detenerse abruptamente, iluminada únicamente por un débil Lumus, estába aquella habitación pequeña, una cama para una persona, un pequeño buró de un cajón con un vaso de agua encima, y en el piso una túnica de Gryffindor extendida, donde habían objetos de primeros auxilios, sentado en la túnica estaba quien jamás ni en sus más remotos pensamientos cruzó, Sirius Black, desnudo con un simple boxer, su espalda tenia latigazos, eran recientes, de no mas de dos semanas, sus brazos tenian quemaduras pequeñas y sus piernas moretones, parecían hechas por tablas, y si se concentraba en su rostro, podia verlo llorando, sufriendo, por inercia apago de inmediato su lámpara y se escondio en la oscuridad, Sirius volteó asustado pero no vio a nadie, habían pasado ya cinco años que iba a ese lugar a desahogarse, nadie lo había descubierto, era su lugar secreto, la ventana 🪟 no tenía marco ni cristal, y daba a otro pasillo lleno de oscuridad, la unica luz en esa zona era el Lumus de su varita, no se veía nada más fuera de la puerta 🚪 o ventana, aun con temor volvió a lo que hacía, limpiar sus heridas, ni siquiera podia curarlas con magia ya que sus abuelos las habia hechizado para que tarden en curarse, sus lágrimas volvían a caer una tras otra, disculpándose así mismo por dejar que le pegaran así, estuvo como una hora ahí hasta que el Lumus se hizo débil y salió por dónde entro, Lucius espero un rato y entro a aquella habitación ya vacía, encendió la lámpara y revisó, la cama tenía siglos ahí al parecer, el pequeño buró guardaba en su interior material de curación y algunas monedas de oro, no sabía que pensar o hacer con esta información, era sublimemente fuerte, era un buen método de chantaje, pero recordó al Sirius de hace unos momentos

LA PRINCESA DE MALFOYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora