4. Cantar de los sabios para recibir la guía de la voz celestial de la razón y el control de los sentimientos.
- ¿Por qué Njord nos advirtió de esa cueva? ¿Tan peligrosa resulta para alguien que quiera visitarla? - Las palabras de Víctor se perdieron en el aire, con sus ojos todavía clavados en aquella cuarta línea del pergamino creado por Catora.
- Nunca he estado allí, pero se dice que el mago que la dirige es bastante peligroso. Cada vez que he intentado indagar y conseguir algo más de información, lo único que he escuchado es que ese mago "puede jugar con tu mente a su merced", siguiendo las palabras textuales de los pueblerinos - La respuesta de Bailong desconcertó levemente al príncipe.
- ¿"Jugar con tu mente"? ¿Es que acaso es algún tipo de hipnotizador o algo similar? - El bicolor se encogió de hombros.
- Lo único que sé es que, si mi intuición no falla, mataremos dos pájaros de un tiro - La mirada confusa del peliazul se posó sobre su amigo - Se dice que, una vez te adentras en la cueva, una espesa niebla te rodea y te impide ver lo que tienes alrededor - Al momento, las palabra de Bailong hicieron que Víctor volviese a observar el pergamino.
5. Niebla de los sentidos para adquirir firmeza y no ceder ante las apariencias por duras que sean.
- ¿Crees que el quinto elemento está también en esa misma cueva? - El mayor asintió, observando a su mejor amigo.
- Si conseguimos hacernos con las dos cosas, estaremos mucho más cerca de conseguir todo lo necesario. Ya llevamos la mitad de la lista - Víctor simplemente asintió.
- Espero terminar cuanto antes, quiero crear ya lo que sea que puede ayudar a Vlad a recuperarse y volver al trono - El bicolor se mantuvo en silencio ante aquellas palabras.
Durante las siguientes horas, el camino se desarrolló sin ningún tipo de inconveniente. Los dos chicos avanzaban de manera parsimoniosa a lomos de Guiverno y Lancelot, hablando de cualquier trivialidad y compartiendo incluso algunas risas juntos.
Echaban de menos aquellos momentos de complicidad. La subida de Víctor al trono al reemplazar a su hermano y las constantes revueltas que mantenían ocupado a Bailong luchando para calmar a ambos bandos habían logrado crear algo de distancia poco a poco entre ellos, pero estaban seguros de que el comienzo de aquella nueva aventura había sido un golpe de suerte para arreglar su amistad y reforzarla todavía más.
A la mañana siguiente, cuando el sol comenzó a teñir todo el reino de colores anaranjados, ambos amigos se pusieron de nuevo en camino tras pasar la noche en el hostal de un poblado cercano. Todavía les quedaba un tramo de camino por recorrer.
Conforme avanzaban en su trayecto, el progresivo silencio que iba llenando el ambiente logró ponerle a Víctor los pelos de punta, mirando a su alrededor, como si buscase una respuesta lógica a aquel suceso. Tanto silencio le daba mala espina.
- Hemos llegado - El aviso de Bailong hizo que el joven príncipe levantase la mirada.
Ante ellos se erguía una enorme cueva, totalmente a oscuras, pero lo que logró provocar escalofríos a ambos chicos fueron los múltiples susurros incomprensibles que salían de entre aquella penumbra.
- No sé qué serán esos susurros, pero me dan de todo menos confianza - La declaración de Víctor hizo que su amigo se encogiese de hombros al tiempo que bajaba de lomos de Guiverno, asegurando luego las riendas del caballo a un árbol cercano.
- Lo sé, pero si queremos conseguir todo lo que Catora nos indicó, no queda más remedio que tragarse todo esto y entrar - Un cansado suspiro abandonó los labios del peliazul mientras repetía los gestos que Bailong había hecho apenas unos segundos antes.
Cuando los dos chicos se aseguraron de que las bestias estaban tranquilas y bien amarradas, sus piernas les guiaron hacia el interior de la cueva, sintiendo cómo un repentino y brusco frío llenaba el ambiente, provocándoles escalofríos.
- ¿Tienes idea de qué vamos a encontrarnos aquí dentro? - A pesar de la pregunta de Víctor, ninguno de los dos chicos intentó hacer contacto visual, sus ojos estaban demasiado ocupados observando las paredes de aquel lugar.
- Sinceramente, no. He escuchado hablar de los magos que residen aquí y de sus poderes, pero jamás he tenido la suerte o la desgracia de cruzarme con ellos cara a cara.
- ¿Y qué clase de poderes tienen?
Antes de que Bailong pudiese responder, una densa niebla apareció de la nada y llenó todo el espacio, separando a los dos amigos e impidiendo ver más allá de donde estaban sus propios pies.
- ¡Bailong! - El intento de Víctor por divisar a su acompañante y volver con él cayó en saco roto, no podía ver nada a través de aquella capa espesa y blanquecina.
- Víctor - Una voz a sus espaldas le provocó un escalofrío, mirando por todas partes para intentar encontrar de dónde provenía - Víctor, soy yo, tranquilo.
- ¿Vlad? - Todo aquello se sentía demasiado extraño para el joven príncipe, ¿cómo era posible que estuviese escuchando la voz de su hermano en aquel lugar?
- Sí Víctor, soy yo, no tienes que tener miedo... He venido a buscarte.
- ¿Pero cómo? Tus piernas... - La voz del joven rey no respondió de forma instantánea, como había estado haciendo hasta el momento.
- Eso no tiene importancia ahora, Víctor. Ven, sigue avanzando, salgamos de este lugar.
- ¡Víctor, no le escuches! - Aquella voz logró sobresaltarle, observando a su alrededor.
- ¿Bailong? ¿Dónde estás? - A pesar de los intentos del peliazul por encontrar a su amigo con la mirada o, al menos, lograr identificar de dónde venía su voz, todos ellos se veían frustrados en cuestión de segundos.
Y de pronto, la niebla se disipó. Los ojos de Víctor encontraron rápidamente a su amigo, acudiendo a su lado, y el interior de la cueva quedó visible.
- ¿A dónde ha ido la niebla? - La pregunta del joven príncipe no tardó en encontrar respuesta, pero no de los labios de Bailong.
- Yo la he disipado - Ambos chicos se giraron hacia aquella nueva voz, observando con detenimiento al chico pelirrosa que les devolvía la mirada fijamente - Seguidme si no queréis perderos en esta cueva.
Sin siquiera rechistar, los dos amigos se encaminaron tras el recién llegado, adentrándose cada vez más en la cueva y escuchando con más claridad los múltiples susurros que parecían salir de las paredes y retumbar en sus cabezas.
Aquello podía acabar muy bien o muy mal.
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Profecía [Inazuma Eleven GO] ✓
Fanfiction"... La potente luz solar hacía que la vidriera sobre el trono brillase con intensidad. Sus ojos recorrieron con calma y atención las dos imágenes grabadas en los cristales que, unidas, conformaban la batalla entre un caballero y un dragón, con un c...