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Narra Takemichi

- Takemichi, ¡Es que en serio no puedo creerlo!, ¿He hecho algo mal para que después de 3 años no haya podido si quiera hacerte gemir durante el sexo?- Hinata, nuevamente, traía el mismo y cansado tema a colación. ¿Qué acaso no entendía que ni yo mismo entendía mi estúpido cuerpo de omega?

- Hina, no me mal entiendas. - Le digo, mientras intento acercarme a ella, por, qué será, décima vez en el mes. - Tengo sentimientos por ti, sé que los tengo, yo te tengo mucho aprecio, pero no es mi culpa que mi cuerpo no alcance a...
a sentir las cosas que se supone debería sentir. En serio, no sé cuántas veces más debo disculparme por como soy y por las pasadas que mi cuerpo me juega.

- Takemichi, sé que no es tu culpa... No del todo quiero decir, ¿Pero en serio no te caliento ni un poco, bebé?- Se acercaba a mi, mientras en el acto tomaba mi mano y la colocaba sobre su pecho, pero este solo me parecía algo grande, nada más. No me provocaba nada- Vamos, Take, podemos intentar otra vez, seguro que esta es la buena y conseguimos que te mojes aunque sea un poco.

- Hina... -¿Cómo le dices a tu novia de tres años que... aunque lo intentan con todo el esfuerzo posible, tu omega interno y tú no se sienten motivados?

- Anda, si, busqué en internet y unas amigas me recomendaron esto- La vi alejarse de mi para dirigirse a su bolso y sacar algo... pastillas- Es algo que pone  felices a los omegas como tú, bebé. Según las instrucciones con una de estas te sentirás tan motivado que podré hacerte cualquier cosa y te sentirás en el cielo.

- ¿¡Pero qué... qué demonios te sucede Hinata!?, esto es...- Mencionaba mientras le arrebataba lo que tenía en mis manos. No podía creer lo que quería darme- sildenafil, ¿Es en serio?

- Qué tiene de malo querer que mi novio, por el cual hago esto, tome un poco de viagra. Takemichi, por dios, no eres un niño tienes 22 años. Jamás hemos podido consensuar algo porque parece que en realidad eres un anciano con disfunción eréctil. He esperado tres años por tu culo y créeme que nadie esperaría tanto por un omega como tú.

- Hina... yo- Sí, eran de nuevo mis lágrimas tras recibir el mismo reproche de siempre. ¿Acaso en realidad era un omega defectuoso?, mi pene no se paraba y mi trasero, cuya única función aparte de defecar es lubricar no lo hacía nunca. Ni si quiera en mi celo podía tener algo con Hina, parecía que mi cuerpo la rechazaba automáticamente al querer hacer algo.

- Take, bebé, yo... Mira no quiero terminar contigo, así que te daré una semana para que consideres lo de las pastillas, si?, recuerda que te amo y te veré cuando tomes la mejor decisión, así que considera lo que te propongo- Pude sentir el beso que dejó en mi cabeza antes de irse, más solo me hacía sentir vacío y como si faltara algo en mí. - Te dejo las pastillas sobre la mesa.

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Había conocido a Hinata cuando ambos íbamos en universidad, ella era del área de psicología y yo me enfoqué en la docencia, específicamente para niños de preescolar. Aún recuerdo como la conocí, lucía y era tan diferente a comparación de ahora.

Ese día me encontraba con mi mejor amigo desde que tengo uso de razón, Chifuyu Matsuno, íbamos en camino a la biblioteca para dormir un rato aprovechando la hora libre. No bastaron más de treinta minutos en aquel sitio para que ella se acercara a mí y me invitara a salir. Según lo que me contó después, yo le parecí lindo desde el comienzo, y mi culo de infarto fue el detonante.
Una invitación a salir, varias citas más, y tres años después nos llevaron a esto.

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Ahora, de vuelta al presente:

- Y bueno, eso fue lo que me dijo. ¿Crees que deba considerar lo de las pastillas, o cambiar algo de?...- Solo pude sentir como mi más grande y único mejor amigo me daba una cachetada que seguro se quedaría marcada por unos minutos- Eso es un s...?- Y otra más. Mierda, no debí darle copia de las llaves de mi departamento.

- Mira que yo sé que eres inocente, pero jamás pensé que fueras estúpido. Lo que yo te recomiendo es cambiar, pero de flaca Takemichi. Estúpida Hinata desde el inicio me dio mala espina.

- Oye, pero tú nos dijiste que si nos casábamos serías testigo- Tuve que voltear a verlo, en vista de que nos encontrábamos recostados en el mueble de mi casa, y yo tenía mi cabeza recargada en sus piernas, las mías solo quedaban colgando en el otro extremo del sofá.

- Eso es porque siempre te apoyaré en tus decisiones, y porque amo las bodas y las fiestas, pero eso no quiere decir que en esta ocasión dejemos pasar esto, ¿De acuerdo?... y justo tengo el plan perfecto para esto- La última vez que Chifuyu tuvo esa sonrisa tan extraña fue cuando me hizo vestirme de maid para atraer clientes en su maid café. Según él; un omega rubio de ojos azules con olor a dulce de leche mezclado con taiyakis era el olor que necesitaba para cautivar clientela.

- No sé que estés pensando pero me niego a formar parte de ese loquito plan que armas en tu desquiciada cabeza...





Nota: la imagen del inicio es una referencia de como vistió Chifuyu al tacos de michi.

No me quieras engañar (MaiTake)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora