¿Por qué?

¿Por qué tú?

...

¿Hola?…

¿Puedes oírme?…

No lo sé, porque tu silencio sólo puede significar que sí estás escuchando, que estás durmiendo o simplemente me dice que ya no eres parte de este mundo físico, con nosotros. Por otra parte, el constante zumbido del poder y el sonido del agua convirtiéndose en hielo podrían ser los que te mantengan sordo del mundo exterior.

Cuando te vi por primera vez, si te soy honesta, me quedé petrificada ante tu mera existencia. Los innumerables discursos e himnos sobre tu poder finalmente podían tener aunque sea una pequeña porción de verdad. Pero saber cuál himno hay que enseñarle al credo no es tan fácil, por más que siquiera sepas que te estoy hablando en este santuario cerrado y desolado.

Sin embargo, durante mis primeros años, mi hermana y yo pasamos numerosas horas leyendo pergaminos, códices y libros a montones sobre tí y, más a menudo, sobre el gran legado y la importancia de tu pueblo para nuestro mundo. Desde los dragones de Las Tierras del Dragón, los grifos de Gríffinstone, las cebras de Zebrica e incluso los ponis de Equestria. Tu pueblo ocupa el más alto nivel posible de todas las civilizaciones conocidas.

No obstante, no puedo empezar a distinguir qué parte es fanatismo ciego ni qué parte es verdad. Algunos de los logros de tu pueblo son simplemente imposibles de creer, pero están justo frente a nosotros.

Luego, nuevamente, he descubierto muchos más detalles y sucesos de tu pueblo. Para ser una gobernante mortal, yo —al igual que mi hermana— hemos vivido por mucho tiempo. Algunos de mis súbditos piensan que este es un regalo para nuestra madre y, a su vez, para mi hermana y yo. Ahora, después de mil años de gobernanza, descubrí muchos conocimientos sobre el lugar de tu pueblo en el mundo antiguo. Tu lugar en el final de la desaparición de tu pueblo y cómo se ve a tu pueblo hoy.

Lo único que no sé es el porqué eres el único que queda.

¿Por qué? ¿Por qué eres el único de tu especie que queda? ¿Por qué fuiste colocado en éste dormitorio, sin nadie más? ¿Y por qué has venido a parar aquí?

Los innumerables ciclos de supervivencia. Creación, resurrección, extinción. Y luego la Ascensión.

Ascensión eventual… de ser Mortales que envejecen a Dioses Eternos, de poco más que la extinción de ustedes y lo que dejaron atrás.

Eones anteriores a Equestria y mucho antes de que cualquiera de las razas conocidas fueran civilizaciones, el mundo que vio crecer a tu gente era un lugar violento e incontrolable de magia cruda y fatal. Ondas de choque cataclísmicas, terremotos y destrucciones devastaban tierras enteras, océanos y a otras civilizaciones que pudieron haber existido y perecieron entre las desconocidas garras del tiempo. Tu gente no era diferente a ellos, ustedes esperaban su destrucción como si fuera algo normal que esperar. Al igual que con el destino, no tenían control ni poder para cambiar las cosas y convertirse en otro pueblo olvidado más. Pero si eso fuera cierto, no estaría yo aquí cuestionando tu razón de estar, ¿verdad?

De alguna forma, en aquel mundo incontrolable de muerte y consumo, tus antepasados lograron construir una torre en el polo norte más alejado, hecha de un material y alimentada de una energía que probablemente nunca entenderemos ni manejaremos. No importa de qué esté hecha, ni qué la alimente; lo que sí importa es que dicho poder ha logrado ponerle un fin definitivo al caos con el que el mundo y tu pueblo eran azotados. Lo que lograron fue poder controlar la magia que mi pueblo y tantos otros ejercen hoy en día, cuando en el pasado ese concepto se veía simplemente como otra parte de la locura.