Debatir o coquetear

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Las cosas no se veían bien para Xóchitl. Estaba claro que la ventaja la tenía su rival, su archienemiga, casi que su némesis de toda la vida. Ésa idiota de Claudia.

Ella volvió a repasar su discurso por encima, casi sin prestarle atención y miró con ansiedad a su compañero Maynez. Él era un zopenco, pero sabía que podía contar con él para un par de cosas. Incluso si estaban en bandos contrarios. Era un lerdo, pero un lerdo agradable.

Era más fácil vender 600 gelatinas en un día antes que hacer lo que tenía que hacer. Prefería cruzar de nuevo el distrito en bicicleta antes que tomar las riendas del asunto. Tragó saliva. Golpeteó la hoja con el lapicero. Desvió la mirada.

—Maynez, ¿tú crees que Claudia? ...—hizo una pausa preocupada, él la interrumpió.

—No le hagas caso, ya sabes cómo es ella— Musitó el mientras acomodaba las hojas sobre su mesa. Distraído, absorto en sus cosas. Completamente ajeno a la pregunta, y presumiblemente al asunto en sí.

Ella suspiró —Sí, tienes razón—

Y vaya que la tenía. No había manera en la que ella pudiera superarla en las encuestas. Ella era tan fría e indiferente. Tan seria y centrada. Tan enigmática. Necesitaba llamar su atención a como diera lugar, esto ya no se trataba de un tonto juego de política. Era diferente. Se estaba jugando el orgullo. El orgullo pesaba más que el puesto o cualquier campaña electoral.

¿Por qué Claudia? ¿Por qué tenía que haberse fijado justo en ella?
¿Por qué no podía haberse buscado un viejo senil cualquiera para divertirse los fines de semana? Tan fáciles serían las cosas si hubiera sido así. Si tan solo.
Pero no. Tenía que haberse encaprichado con la fría y cruel Sheinbaun. Ella tenía que haberse vuelto el objeto de su obsesión.

Xóchitl volvió a resoplar resignada. No conseguiría nada así, revolcándose en autocompasión. Iba a poner manos a la obra, aunque le costara la candidatura completa. Total, ya no le quedaba más que perder. No con ésos números.

No necesitaba que la humillaran, ella podía hacerlo sola.

Se le iba a declarar durante el debate de aquella noche, eso era lo que iba a hacer.

No es como si las cosas pudieran ponerse peor, ¿Verdad?

Para hacer el cuento corto, las cosas habían ido de mal en peor. Claudia se le iba al cuello, y Xóchitl tenía que defenderse con lo que tenía. Que tampoco era mucho. Se le estaba yendo de las manos el dichoso plan. Se le estaba desviando el asunto. Otra vez. Que poco conveniente.

La mirada fría y calculadora de Claudia apuñalaba su torpe silueta. Como destilando veneno. Como si le dijera "tú no perteneces aquí Xóchitl" Como si debajo de ésa sombría expresión no hubiera nada, como si Claudia fuera sólo un cascarón vacío hambriento de poder.

A Xóchitl se le ponían los nervios de punta. Ésa actitud suya tan arrogante tenía algo en particular. Algo que no podía quitarse de la cabeza. Chocaron miradas otra vez, como si hablaran sin decir una palabra. Como si ya se hubieran dicho todo lo que tenían que decirse.

Y entonces, cuando la presentadora hizo la siguiente pregunta, Xóchitl abrió la boca de nuevo.

—¿Cómo planea apoyar a la comunidad Lgbt?—

Xóchitl habló sin pensarlo, sin meditarlo. Sin seguir un guión o libreto. Habló con el corazón en la mano. Habló honesta y firme, como no lo había hecho en mucho tiempo.

Divagó al principio, sobre programas sociales inútiles y sobre cómo ella era definitivamente mejor que Claudia en un intento desesperado por tener su atención. Como si preparara el terreno para su jugarreta.

Y entonces lo dijo.

—Señores, yo pienso que la comunidad Lgbt merece un trato digno, por que estoy con ellos— Hizo una pausa y miró a Claudia con insistencia —Estoy con ellos por que amo a Claudia Sheinbaun—

Se había quitado un gran peso de encima. Mainez la miró desconcertado, sin terminar de entender.
Pero poco o nada le importaba ahora, sólo quería saber qué tenía para decir ésa idiota de Claudia.

Su expresión no había cambiado. Mantenía ésa aura de frialdad, mirándola con desdén. Casi con fastidio. Indiferente, irritada. Como si su confesión hubiera sido meramente un mal chiste para llamar la atención.

Parece que Xóchitl no había perdido sólo en las encuestas, también había perdido en el amor.

De rivales y lesbianas (Claudia x Xóchitl)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora