Estaba sentada en el comedor, su mirada viajaba por las mesas repletas de estudiantes, algunos comían y otros charlaban, mientras ella no tocaba lo que estaba en su bandeja y miraba desde una mesa vacía, disfrutando su soledad.
-Hwa Min...- Llamo aquel chico de lentes.
-Dime, Joon- Respondió con una bonita sonrisa.
-Mm, solo quería darte algo- Titubeo, realmente dudaba en entregarlo, pues sentía que posiblemente ella se podía rechazarlo por aburrimiento.
-¿Y sí tomas asiento conmigo?- Cuestionó amable.
-Oh, me encantaría, pero... Mm- Levanto la mirada hasta sus ojos, esos bonitos ojos color miel llenos de curiosidad, lo atraparon -Tengo tarea que terminar- Dijo rápido, estaba a nada de irse, no sin antes dejar la caja de leche sabor fresa sobre la bandeja metálica de la chica.
Ella vio como avanzó a paso veloz, llegando con su amigo Dae Su, quien lo felicito como cada vez que ese chico le daba el mismo detalle diario.
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-¿Te aprovechas de él? Ah, por eso sacas notas perfectas- Pregunto burlón tras ella.
-No soy como tú, solo estoy siendo amable- Habló insertando la pajilla en la cajita de leche.
-Oh, Dios Minmin, eres tan amable- Sacudió sus hombros -Ni siquiera te gusta la leche- Río de forma exagerada, para luego de un golpe tirar la caja, provocando que parte del liquido rosado cayera en ella.
-Oh, ¡Myeong, Eres un idiota! Solo mira mi uniforme- Lo empujo molesta y con notoria fría tomo las orillas de su suéter para levantarlo.
-Oye, da igual- Comento, llegando para sujetar los bordes de su camisa para que no se levantara.
-¿Da igual? No fue a ti a quien le arruinaron el uniforme- Respondió seria.
-Bien, solo usa el mío- Estaba a punto de sacar los brazos de su sudadera, para darla a su amiga.
-Vaya, mira esto Chang Hoon, Gwi Nam es amable- Burló junto al mencionado, haciendo que dudara sobre su acto de bondad y decidiendo no cederle la prenda.
-Oh, imbeciles- Camino a su lado y antes de pasarlo por completo, pateó sobre la rodilla del de menor estatura.
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Caminaba a casa, estaba prófuga, pues había evitado a su chofer y a ahora iba por el único camino que él no conocía, los callejones.
Pero, ¿Por qué evito al amable señor Williams? Fácil, Gwi Nam le ofreció acompañarla a casa
-Y ¿Cuántas etiquetas recibiste?- Pregunto aliviando el silencio que por lo menos para el, era incomodo.
-Mm, realmente no las conté- Metio la mano en el bolsillo de su falda, sacando las etiquetas de distintos colores que estaban bordadas para identificar a los alumnos; azul, rojo y morado, los tres grados estaban flechados por la linda Hwa Min.
Pero ¿Quién no?
Lim Hwa Min era muy linda, pero algo que la hacía destacar era su aspecto extranjero, ese cabello castaño oscuro, también esas piernas tan trabajadas, sin dejar atrás esos grandes ojos color miel y todo eso se complementaba por ese delicioso color tostado que adornaba su cuerpo.