Little Galaxy 🌌 | Chanlix

Little Galaxy

Era una noche cálida y preciosa, el cielo estaba despejado, un clima ideal para ver la lluvia de estrellas.

Así lo había decidido Felix, quién arrastró a su novio hacia el jardín donde ya se había encargado de preparar todo lo necesario para pasar un par de horas bajo el cielo nocturno.

Y a pesar de que Chan tenía mucho trabajo por hacer, bastó solo con que el pecoso hiciera un pequeño puchero para que dejara todo a un lado.

[...]

Al salir se encontró con un montón de cobijas y almohadas acomodadas a modo de fuerte, mientras que un emocionado Felix le arrastraba mientras hablaba sobre la tan esperada lluvia de estrellas.

El mayor no podía comprender por qué tanta emoción por ver la dichosa lluvia de estrellas, ya que él era feliz con solo ver la pequeña galaxia que el menor tenía en sus mejillas.

Y es que Christopher amaba demasiado las pecas de su novio. Realmente lo hacía. Y no desaprovechaba ninguna oportunidad para apreciarlas.

Justo como ese momento, en el que el pecoso estaba distraído mirando el cielo estrellado, pero la vista de Chan estaba en sus constelaciones favoritas.

Estaba tan concentrado en su tarea de contar y apreciar sus pecas que no se dió cuenta que el dueño de éstas lo miró confundido, pero cambió rápidamente su expresión por una sonrisa al ver lo que pasaba.

—¿Channie hyung?— El rubio rió al ver al mayor tan concentrado en su tarea, haciendo que el castaño se percate de la situación.

—Sabes que adoro tus pecas, ¿no?— Dijo sonriendo mientras se agachaba para llenar de tiernos y sonoros besos la cara del contrario. —Son como pequeñas constelaciones, ¡como una galaxia!

—Me haces cosquillas, hyung, detente— Pidió Felix tratando de hablar entre pequeñas risas mientras fallaba en los intentos de alejar al castaño.

El mayor paró con sus besos quedando frente a frente con el adorable chico. Se acercó lentamente hasta su oreja para susurrar un casi inaudible "Te amo", que hizo sonrojar al menor a la par que le respondía "Yo más" en susurros, mientras rozaban sus labios.

Ambos sonriendo, no esperaron ni un segundo más para besarse, olvidándose de todo a su alrededor por unos segundos. Incluyendo la lluvia de estrellas que estaba empezando.

Al separarse, Felix vió alarmado el cielo, cambiando rápidamente su semblante por uno de emoción y alegría. Enseguida, señalando el cielo, avisó a su novio que la lluvia de estrellas había comenzado.

Y así pasaron las horas a la par que la lluvia de estrellas terminó. Ellos siguieron apreciando el cielo nocturno abrazados, hasta que ambos cayeron dormidos.