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Luego de su subida de al escenario y la breve interacción con el guitarrista, Bill regreso al lado de Andy un tanto nervioso.

— Andy... — lo jalo de la esquina de la camiseta para que le hiciera caso, pues parecía estar enfrascado en sacar fotos con la cámara.

El ojiazul se dio la vuelta, poniendo una expresión preocupada al ver la angustia en los maquillados ojos de su amigo.

— ¿Qué ocurre Bill? —

El pelinegro lo jalo fuera del recinto, lejos de las personas para que no pudieran oir su conversación. Lo último que necesitaba era una orda de adolescentes celosas.

— T-Tom me invito a los camerinos antes de b-bajar del escenario — el nerviosismo le hizo tartamudear. — Y-Y yo no se que hacer, quiero ir pero no quiero hacer algo que cambie el futuro —

Andy envolvió a Bill en sus brazos en busca de consolarlo, totalmente ajeno a que alguien los observaba entre el mar de adolescentes que empezaban a amontonarse a las afueras del recinto una vez el show se dio por terminado.

— Shh tranquilo, no va a ocurrir nada malo, a lo mucho te quedaras como un recuerdo — murmuró el mayor en voz baja, aunque estuvieran hablando ingles no se fiaba de que alguna persona ahí no fuera capaz de entenderles. — ¿Quieres que vaya contigo? Esperare fuera — esto último lo dijo debido a la fama de player que tenía el de rastas por esos años, así que sabe Dios que cosas le iba a decir el idolo a su mejor amigo.

Además no mentía, solo viajaron una vez para poder cumplir el sueño de Bill y ya no lo volverían a hacer, así que lo máximo a que se arriesgaban con eso era que su amigo se quedase como un recuerdo en la mente del famoso.

Bill se aferró a la seguridad que ofrecía la presencia de Andy, agradecido por tener a su amigo a su lado cada vez que se enfrentaba a un revoltijo de emociones.

— Sí, por favor, quédate conmigo —respondió Bill, sintiendo un peso levantarse de sus hombros al saber que no estaría solo en esa situación.

Cuando se dieron la vuelta para volver al interior del lugar, la figura que los observaba se apresuro en desparecer antes de que ambos chicos notaran su presencia. Esa figura no era otro más que el mismísimo Tom corriendo a toda velocidad devuelta a los camerinos con una extraña sensación en el pecho.

Si, como ya se imaginan, el de rastas se había interesado por el bonito chico de pelo negro y ojitos color chocolate, pero ha malinterpretado la cercanía de este y su mejor amigo y ahora va a encerrarse en el camerino a fingir que no a visto nada.

Cuando llego al camerino, Tom se dejo caer pesadamente sobre el sofá que había ahí, desparramandose como una gelatina, una gelatina triste.

— Eh, Tom — le hablo Georg, buscando su atención. — El chico que subiste al escenario ya esta afuera junto a su amigo, ¿Los hago pasar? — preguntó.

El nombrado asintió con la cabeza a la vez que se pasaba una mano por la cara, tratando de despejar cualquier indicio de malestar en sus facciones. Era hora de volver a ser el Tom que todos amaban.

El castaño tomo el gesto como un si y se devolvió a la puerta para indicarle a los chicos que podían pasar.

— Te espero fuera ¿Bien? — le dijo Andy a Bill.

— ¿No vas a pasar tú también? — preguntó Georg confundido.

El ojiazul nego con la cabeza, metiéndose las manos a los bolsillos de la sudadera.

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⏰ Última actualización: Apr 10 ⏰

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