24. La invitada

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El camino a la casa de Chiara se llenó de una conversación que reflejaba el nerviosismo que ambas sentían. Sabían que iban a dormir solas, y después de lo que acababa de pasar era complicado que hubiera otro desenlace que no fuera el que las dos imaginaban.

Andaban lentas y juguetonas y se picaban la una a la otra todo el tiempo. La conexión que irradiaban era tal, que a Chiara se le iluminó la bombilla a destiempo:

C: ¡Joder! ¡Mi single, que ya está en spotify!

V: ¡Es verdad! Si es que no estamos en lo que estamos.

C: La culpa es tuya -le acusó con el dedo índice.

V: ¿Mía? -respondió indignada.

C: Sí. Porque me entretienes.

El vaivén de piques las volvió a entretener el resto del camino, lo que ralentizaba aún más su ritmo; con suerte pudieron llegar a la casa de Chiara sin ser vistas por nadie.

Violeta se sentó en el sofá mientras Chiara fue un momento al baño. Ambas trataban de regular su nerviosismo, pero ese nudo en el estómago era imposible de evitar.

Cuando llegó Chiara a la zona de Violeta, se sentó cómodamente en el sofá, enfrentando cara a cara a la pelirroja:

C: ¿Quieres ver una peli o algo o prefieres ir a la cama? -preguntó tratando de no hacer sentir incómoda en ningún momento a la mayor.

V: No tengo nada de sueño. ¿Te apetece ver Chicago?

C: ¡Claro que sí! -dijo ilusionada.

Chiara se encargó de poner la película mientras Violeta se acomodaba aún más en el sofá. Ni siquiera se cambiaron de ropa, pero tampoco estaban incómodas.

Antes de comenzar la película, Chiara le cedió el mando de la tele a la pelirroja y le pidió un par de minutos de paréntesis, para volver más tarde con un bol de palomitas.

V: Guau, anfitriona de millones.

C: Para una invitada de millones.

V: ¿Soy la invitada, entonces?

C: ¿Tú qué crees?

V: Que por algo no eras capaz de enseñarme la canción.

C: Pues ya está todo dicho. No me busques las cosquillas que son las tantas de la noche, y dale al play.

La película comenzó. Aunque ambas parecían atentas, probablemente era la primera vez en la que menos cuenta le estaban echando al filme. Violeta miraba de reojo a Chiara, y no pudo resistir terminar apoyando su cabeza sobre el hombro de la morena.

Chiara tenía una respiración agitada al sentir tan cerca a la pelirroja. Mil dudas había en su cabeza: ¿Será hoy la noche? ¿Querrá hacerlo? ¿Si me lanzo me rechazaría?

Violeta estaba relajada en el hombro de Chiara, pero lo cierto es que desde esa posición tenía un ángulo de visión del cuerpo de la más pequeña casi completo, centrando su mirada la mayor parte del tiempo en la camiseta verde que portaba y tan sexy la hacía. Los pensamientos impuros de Violeta se estaban apoderando de ella, que ya había dejado a la película en un segundo plano: Hazme mujer, Chiara Oliver, te lo suplico.

La película transcurría con normalidad mientras sus mentes estaban totalmente dispersas. A pesar de que cada una centraba la atención en la contraria, nunca llegaron a hacer contacto visual.

Acabó la película y se fundieron en un abrazo que mezclaba cansancio y amor, y ambas abandonaron la sala común para irse a la habitación de la morena.

Everyone is looking her - KIVI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora