PRÓLOGO - Lágrimas del tiempo

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Cuentan que hace mucho, mucho tiempo, 

En el reino subterráneo donde no existe la mentira ni el dolor,

 Vivía una princesa que soñaba con el mundo del exterior.

 Soñaba con el cielo azul, la brisa suave y el brillante sol. 

Un día, burlando toda vigilancia, la princesa escapó. 

Una vez en el exterior, la luz del sol la cegó y borró de su memoria cualquier indicio del pasado.

La princesa olvidó quién era, de dónde venía. 

Su cuerpo sufrió frío, enfermedad y dolor.

 Y al correr de los años, murió. 

Sin embargo su padre, el rey, sabía que el alma de la princesa regresaría, quizás en otro cuerpo, en otro tiempo y en otro lugar, y él la esperaría hasta su último aliento, hasta que el mundo dejara de girar.


Pasó hace muchos ciclos, aún no se sabe por que siempre se sintió atraído por la magia y la mitología, creer que los hechizos podría ser la solución a todo, creer que las hadas os guiaban por los buenos senderos. Eternamente existirá un problema ver a un niño abandonado esperando a que su suerte cambiase, sin embargo, la vida es horrible; si un águila espera su presa en un peñasco, es más temprano morir atravesado por una flecha.

Así mismo, es terrible ver como cada día era peor que el anterior, apenas era un sparkling esperando por suerte, más nunca se debe rendir si por mejorar es el deseo, le gustaba colarse a la biblioteca de Iacon, al ser tan pequeño nadie podría notar su presencia o eso creía, siempre se lo veía en la sección de historia de Cybertron o leyendo historias fantasiosas.

Concentrado en la leyenda escrita en una data vieja, contemplando las palabras de tan antiguas historias, no se percataba de la presencia de alguien mas, un servo aterrizó sobre su hombro, de un brinco de volteo a ver que alguien lo halló, con desconfianza se atrevió a mirarlo a las ópticas

—Hey pequeño, no temas, puedes seguir leyendo tranquilamente mañana, la biblioteca va a cerrar... —

Con temor, el sparkling se paró y dejo la data pad asentada sobre otras —Lo siento...—

—No te disculpes, pero esta oscuro, tus creadores deben estar preocupados—

—No tengo creadores... no tengo a nadie soy lo que dicen escoria de la spark— bajó la mirada

—Lo siento por eso, no deberías tratarte con palabras tan violentas—

—No tengo donde ir... me escapé del orfanato hace no mucho... no deseo regresar..—

—Estas cosas son mi punto débil, tampoco me gustan que la sociedad se rija por clases—suspiraba cubriéndose la boca —Ya que no tienes a donde ir, puedes venir a casa conmigo—

Extendiendo su servo, el pequeño dudoso también la agarró

—¿Tienes un nombre?— el archivista se arrodilló para quedar a su altura

—B1-27, uno sin nombre— el pequeño contestó tenuemente

—¿Código? Y si mejor te nombro de otra manera— quedó pensando en un nombre apropiado para un niño —Que tal Bumblebee... Queda bien contigo—

El laberinto del Maximal (Transformers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora