── 🪷 ⋆ ࣪ O1 ֶָ֢֪

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Christopher se dirigía corriendo hacia la florería más cercana. Estaba llendo a ver a su lindo futuro Omega, y quería comprarle un ramo de rosas como siempre lo hacía.

Terminó comprando un ramo grande de las flores más bonitas que pudo encontrar y un peluche de gato, luego se dirigió al trabajo de Minho.

Lee tenía un pequeño trabajo como costurero, pues debía ayudar a su madre con algunos gastos. Le daban 2 descansos al día, los cuales duraban aproximadamente media hora, y en esos minutos Bang siempre lo iba a ver.

Al llegar vió al castaño sentado solo en una banca mientras comía, por lo que fue hacia donde estaba para poder entregarle lo que le había comprado.

"¡Lindo Honnie!" gritó haciendo que el Omega diera un pequeño saltó por el susto.

"Creí que hoy no ibas a venir, Bang."

"¿Cómo vas a pensar eso? Yo siempre voy a venir a verte, porque eres mi amado Omega."

Minho volteó los ojos y dió un suspiro pesado.

"¿Cuántas veces te tengo que decir que no soy tu Omega?"

"Todavía no, pero lo serás en un futuro. Y tendremos una lin-"

"¡No!" puso su mano en la boca de Christopher haciendo que guardara silencio "No soy tu Omega y nunca lo seré, tampoco tendremos una cachorra que se llame Minnie."

"No, ese es el apodo."

"El punto es que nunca pasará, Christopher."

El Alfa como respuesta solo sonrió con cinismo. El tenía 18 años y Minho 17, apenas eran unos adolescentes, y ninguna sabía lo que pasaría en el futuro.

Pero Christopher sabía con seguridad que aquel lindo castaño sería la persona con la que pasaría el resto de su vida.

Ese pensamiento era muy loco.

"Eso ya lo veremos Honnie."

Le extendió los regalos que todavía tenía agarrados. Minho se sorprendió un poco por el detalle, al mismo tiempo un pequeño sonrojo atacó sus mejillas, debía admitir que Christopher era un amor de persona.

"¿Muchas gracias?" recibió las bellas rosas rojas y el pequeño peluche, y por primera vez en todo este tiempo, el alfa rubio pudo ver la linda faceta de Lee, pues el castaño mostraba una bonita sonrisa.

꒰🪷꒱

Christopher se encontraba dirigiéndose al trabajo de Minho en su bicicleta. Ese día le iba a regalar una carta que había escrito él mismo la noche anterior.

Cuando llegó no encontró nadie cerca del lugar, lo que se le hizo extraño pues el castaño siempre se encontraba por esa área en su tiempo de descanso.

Con algo de extrañeza fue hacia la tienda donde el Omega trabajaba para preguntar donde estaba.

"Disculpe, ¿Sabe dónde puedo encontrar a Lee Minho" le preguntó a la jefa del mencionado.

"Oh, Minho no asistió hoy a trabajar. Me comentó por llamada que había amanecido con un resfriado."

Christopher asintió con la cabeza mientras agradecía y daba una pequeña reverencia. Salió del lugar y se subió a su bicicleta nuevamente.

Iría a la casa de Minho para ver cómo estaba y poder entregarle la carta. No sin antes comprar algunas ricas galletas para que su Omega se sintiera mejor.

Sabía la dirección pues una vez había acompañado a Lee cuando salía de su trabajo en la noche.

Estacionó su bicicleta en la entrada de la vivienda y fue a tocar rápidamente. Pasaron varios minutos para que la puerta fuera abierta.

Un Omega con cabello desordenado, nariz roja y pijama de gatos se encontraba dentro de la casa.

"¿Que haces aquí Christopher?"

Su voz terminaba de confirmar que efectivamente, Minho estaba enfermo.

"Oh, vine a ver como te encontrabas pues tú jefa me comentó que estabas resfriado." respondió mientras le daba la caja de galletas que le había comprado.

"Bueno, gracias por preocuparte por mi"

Le regaló una sonrisa tierna mientras agarraba el obsequio.

"Y también te hice esto." le extendió la carta al menor, el cual agarro el detalle rápidamente. "Cuando regreses a trabajar me dices que te pareció. Ahora ya tengo que irme."

Besó rápidamente la mejilla del castaño y fue corriendo a por su bicicleta para irse rápido de ahí.

Minho solo rió por tal escena. Se metió a su hogar, cerró con seguro y se dirigió a su habitación.

Al entrar fue directamente hacia su cama y se acostó boca arriba para poder leer lo que Christopher le había escrito. Abrió el bonito sobre color rosado y saco la hoja que tenía dentro para comenzar a leerla.

Mientras más leía, su bella sonrisa se hacía más grande. Tanto era su felicidad que se le había olvidado que se sentía mal por su resfriado.





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❛❛ Te puedo yo jurar, ante un altar, mi amor sincero
A todo el mundo le puedes contar que sí te quiero. ❜❜

𝗰𝗼𝗻𝘁𝗶𝗴𝗼 › chanho ᜵  banghoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora