Prólogo

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     Siete meses después...

           (Dos días antes de la proclamación)  

Cuando entro a la sala de juntas, la mirada de todos los presentes me quema pero lo que hace que se me erize la piel es la mirada de preocupación de mi padre y las lágrimas en la cara de mi mamá. 

– Nicholas primero que nada, mantén la calma ¿Si? – Dice mi mamá. 

– ¿Que está pasando?

Mi papá se levanta de la mesa y me sienta en la mesa encendiendo la televisión, mi respiración es errática, mi cuerpo tiembla y todos mis sentidos se alertan cuando en la pantalla sale una reportera con una estructura derrumbada y bomberos corriendo por todos lados.

“El cadáver de la agente superior y primer ministra  Emily Blake ha sido encontrado entre los escombros de la mansión Escudero, según los reportes la agente fue secuestrada hace 20 días por la mafia italiana, hace algunas horas se filtraron múltiples videos de la agente siendo drogada, violada y torturada durante su estadía en las instalaciones”

“Cadaver” “Emily” “Secuestrada” esas tres palabras me empiezan a taladrar el cerebro y me hacen perder todo tipo de cordura en mi,  camino directamente hacia la salida omitiendo el llamado de mi mamá y sintiendo como cada fragmento en mi se rompe.

Cuando emprendo el camino hacía la ubicación que aparecía en la televisión no me restrinjo de pensar en ella, en qué no puede estar muerta, en que eso es solo un puto cadaver y una mala  información... Un dolor extraño se arremolina en mi pecho cuando al llegar, veo a la elite llorando incluyendo a Christian. 

– La mataron comandante. – Dice con lágrimas en la cara y una mirada de furia. 

– ¿Donde está? – Pregunto con el puto corazón en la garganta. 

camino aceleradamente hacia donde está el alboroto destapando la única puta bolsa de cadáver y cuando la abro, no llevo mi mirada hacia la cara si no a las manos y ahí estaba... El puto anillo.

 Como por obra de magia, empieza a llover pero en vez de moverme dejo que la lluvia arrase con la impotencia me corroe al pensar en que estuvo veinte días y yo no hice nada; ¡Puta madre! La tocaron e hicieron con ella lo que se les dio la gana y no estuve para ella.

No habrá un puto lugar en el que no los encuentre y podrán pasar años, pero si ellos me jodieron tarde o temprano pagarán la factura de la peor manera posible...

En ruinas (borrador) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora