Claro de Luna

Capitulo 8

Mientras puedas mirar el cielo sin temor, sabrás que eres puro por dentro y que, pase lo que pase, volverás a ser feliz (Anne Frank)

Alice

Poco a poco voy recobrando la conciencia y me doy cuenta que estoy en una superficie súper blandita. Que rico, no quiero despertar. Abro los ojos con rapidez y tengo que cerrarlos de nuevo porque hay demasiada luz y no estoy acostumbrada, será que estoy muerta, así es como las personas describen el cielo ¿no?, un lugar súper blandito y luminoso. Cuando por fin me decido abriros completamente veo la carona del que me mato, definitivamente no estoy en el cielo.

-¿Estoy muerta?

-No, ya quisieras, te toca seguir aguatando este mundo

-Alguna vez te han dicho que eres un rayito de sol

-No, no me imagino porque si soy súper optimista

-Ja y chistoso. Yo ya te dije mi nombre pero tú no me has dicho el tuyo, eso pone en desbalance nuestra relación. Por cierto, se puede saber que me hiciste, porque siento que me han drenado la poca energía que tenia.

-Primeramente no tenemos una relación y mi nombre es Stefan. Tuve que apuñalarte en una vena del muslo y casi desangrarte por si alguien venia a buscar pensara que habías muerto. No podrás caminar completamente bien por una temporada. De nada.

-Dices las cosas más dulces a una chica

-Nunca te han dicho que tu legua inteligente te meterá en grandes problemas algún día

-Mira tú por donde que no

Me voy a levantar de esta suave nube de placer cuando siento una mano que me lo impide

-Adonde tú crees que vas

-Pues a donde tú crees, al mundo humano, quiero explorar. Por cierto, gracias por ayudarme y salvarme la vida, ahora con tu permiso tengo aventuras que vivir

-Aja, y donde vas a vivirlas, por si no te has dado cuenta no podes caminar, te has pasado toda tu vida encerrada en un sótano así que me imagino que no tenéis la más remota idea de cómo funciona el mundo real y déjame pensar, estoy seguro que se me olvida algo, a si, posees a un torturador personal detrás tuyo que supongo que te querrá de vuelta. Pero dejando todo eso de lado, adelante, la puerta está abierta de par en par para que te vayas.

-No me gustas. Y quien se supone que me enseñara sobre el "mundo real" ¿tu?

-Si no me queda más remedio. Yo te saque y eres mi responsabilidad, no puedo dejar a un súper suelto, sin control por las calles.

-Por favor, no nos pongamos sentimentales. Por cierto ¿Qué es un Súper?

Veo como se pasa la mano por la cara como pidiendo paciencia. Quien diría que poseo la habilidad de sacar desquicio a las personas

-Dame paciencia Diosa, dame paciencia. Un supernatural. Por si no lo sabías eres un nigromante. Podes controlar a los muertos, darles órdenes y estos te obedecerán. Comprenderás ahora porque no podes estar sola. Causarías un desastre de proporciones épicas pues imagino que no sabes controlarlo.

-Obvio que no. Por si no te habías dado cuenta llevaba una vida muy ocupada en esa celda. Ni tiempo me dejo para aprender las habilidades QUE NO SABIA QUE TENIA.

-Tu entrenamiento comienza mañana a las 6 de la mañana

-Una pregunta

-No me interrumpas. Como iba diciendo, tu entrenamiento comienza a las 6 de la mañana, no llegues tarde, no soporto la impuntualidad. Alguna duda

-¿Cuales son las 6?

Observo como se va poniendo rojo de la impaciencia jjjj. Creo que acabo de descubrir una nueva forma de molestarlo.

-Esto va a ser más complicado de lo que pensaba. Yo voy a pasar por el cuarto a recogerte. Después del entrenamiento como veo tu falta de estudio asistirás a clases privadas para ver si aprendes algo útil

-Discúlpame si mi falta de estudios te ofende

-Disculpada. Ahora recuéstate necesitas descansar. Ahorita te traeré la comida, estas demasiado flaca

Sin más se da la vuelta y se marcha. Que personaje tan particular, me agrada. Quizás todo a partir de ahora empiece a mejorar. Con una sonrisa en los labios ante ese pensamiento me vuelvo a acurrucar para dormir, esta vez por fin sin la preocupación de que me vengan a golpear.

Ya falta menos para que se conozcan. Como reaccionaran esas dos almas tan distintas al encontrarse al fin