No necesito joyas para poder vivir, porque tú me enseñaste a valorar el alma más que a las posesiones.
No necesito diamantes para brillar, pues aunque la luna necesite del sol para brillar, no brilla por su luz sino por sus misterios.
No necesito esmeraldas, porque ninguna piedra preciosa se puede comparar con el brillo de tus ojos.
No necesito rubíes, pues tengo tu corazón y eso me basta.
No necesito montañas de metales preciosos, yo me conformo con el relieve de tu cuerpo.
No necesito un millón de dinero para ser rico, solo quiero un beso al despertar y eso me hace famoso.
No necesito joya alguna, porque tú eres mi más valiosa posesión.