Es una historia que trata de dos chicos que van en busca de una leyenda de un jardín oculto en lo profundo del bosque, donde descubriran un secreto y confesaran el amor que sienten el uno por el otro.
Autora y Escritora: Alejandrina Silva
no me hace caso y sigue caminando lentamente con una risita en la cara porque me conoce y sabe que no lo dejare solo porque me preocupa que le pase algo. Intento resistirme, pero me aterra la idea de que se haga daño, no aguante más y salgo corriendo hasta que llego a su lado él me mira mientras se ríe bajito -Sabía que vendrías no eres capaz de dejarme solo, como yo con vos, ahora vamos mi lindo pelirrojo de ojos verdes, encontremos ese jardín de rosas- eso ultimo me puso rojo como un tomate e inmediatamente me doy la vuelta para que no vea mi cara.
Lo que yo no vi en ese momento fue como esos ojos me miraban con algo más que amistad si no con amor. Cuando entramos al bosque era el medio día y estuvimos buscando por todo el lugar, no encontramos absolutamente nada en todo el tiempo que buscábamos en un momento mire hacia el cielo y dije -Ari ya es muy tarde tenemos que irnos si no nos va a agarrar la noche y nos costara más encontrar el camino a casa- él para de buscar y vuelve a mi lado -Bueno ya fue seguiremos mañana... - de repente se queda callado y cuando lo veo está mirando para todas partes y muy despacio se gira para mi -¿Para qué lado era el camino a casa?- es ahí donde me doy cuenta de que no reconozco el lugar, no sé dónde estamos... -Nos... perdimos...- Ari se puso nervioso porque el también noto lo mismo. me agarra el brazo llevándome con él, hacia alguna dirección cualquiera, con rapidez desesperado por encontrar algo familiar que reconozca para encontrar la salida, un largo tiempo seguimos haciendo lo mismo hasta que por fin se me va el shock, le grito para llamar su atención, y que pare -Ari...- nada, el sigue sin hacerme caso -Ari- arto ya de la situación paro de golpe y le grito - ¡¿Ariel para!?- es entonces que para y se da la vuelta hacía mi -Ari para no sigas más... ya nos perdidos, no hay más nada que hacer- el me ve preocupado por nuestro reciente problema. Le agarro el brazo lo llevo a una piedra grande y nos sentamos.
Después de un par de segundos sentados, Ariel, mirando hacia el suelo dice -Lo siento...- yo sorprendido por lo que dijo (por que no esperaba para nada eso) le pregunto - ¿Qué? – sin entender todavía responde -Que lo siento tenías razón no tendríamos que haber venido aquí- comprensivo y preocupado por él respondo tomándole de la mano –Esta bien- es entonces que levanta la mirada con sus ojos llorosos, radiando con enojo - ¡No! No está bien tenías razón no tendríamos que haber venido ¡es más! 'hasta te obligue a venir porque sabía que si yo entraba tú me seguirías por miedo a que me pasara algo. Pero también quería que me acompañaras y que te quedaras a mi lado- enternecido por lo último y lo calmo diciéndole -No pasa nada todo estará bien encontraremos la salida y nos iremos juntos a casa- lo tranquilizo con algunas palabras y dándole un abrazo que él devuelve. Pero sé que no será tan fácil como decirlo ya que había anochecido lo que nos complica más la salida.
Mientras seguíamos abrazados para sentirnos cerca y calmados yo pienso en que tendría que haber venido con mi celular en vez de dejarlo en casa, lo peor de eso es que Ari también se lo olvido.
Pensando en cómo salir de ahí de repente siento como una sensación extraña lo que me hace voltearme hacia delante fuera de los abrazos de Ari y veo unas hermosas flores verde flúor brillantes que roban toda mi atención. Me levanto de la piedra y me acerco a ellas Ari confundido me sigue con la mirada hasta que noto las bellas flores y viene a mi lado –Guau que bellas flores- dice admirando las flores -Si son una especie de flores luminosas llamada Petunias Luciérnaga, que a la luz del día son de color marrón, pero en la oscuridad de la noche brillan como nunca de un color verde flúor- Ari me mira impresionado y en eso nota algo -Hey mira parecieran que formaran un camino- eso me hizo impresionarme aún más y mirándolo le contesto -Tienes razón ¿y si lo seguimos?- el me devuelve la mirada – y supongo que si ya que no tenemos nada más que hacer- y sin pensarlo dos veces seguimos el camino de flores.
Fin del caapitulo(3)
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