Prólogo

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Puede que no me crean, pero aunque estoy a punto de morir, no estoy asustada. He hecho lo que mi corazón consideraba correcto, y él siempre ha sido mi ancla en las tormentas que acarrean decisiones que otros consideran imposibles.

Yo, Mere Jiménez, de dieciocho años, nací de la mezcla de dos mundos: mi madre, una orgullosa líder de la tribu pemona que cree en las virtudes de los espíritus de la naturaleza, y mi padre, un médico caraqueño que cree en las virtudes de la lógica y la razón. La dualidad de mis raíces ha moldeado mi perspectiva única de la vida, y ahora, mi cerebro y mi corazón alineados, estoy a punto de sacrificar mi existencia para salvar a alguien cuya felicidad me interesa mucho más que la mía.

Siento un gran alivio al saber que he salido victoriosa y que todo saldrá bien para esa persona. Extiendo mis brazos en cruz, esbozo una sonrisa y me dejo llevar, como una piedra en el río de la existencia infinita que me rodea. Curioso que me compare con una piedra, porque es en eso en lo que mi cuerpo está a punto de convertirse.

Decido usar mis ojos por última vez, sintiéndome parte de todo y de nada. Me encuentro en el «pasillo blanco», como solíamos llamarlo. Mi cuerpo se relaja, noto cómo mis piernas y brazos se entumecen. Contemplo los innumerables portales, como ventanas circulares brillantes, que me permiten ver miles de realidades alternativas. En esas posibilidades, quizá haya otra Mere viva, pero sin «él».

Una de mis manos busca el collar que todavía cuelga de mi cuello y lo aprieta con fuerza. La luz rojiza de rubí que de él emana se cuela entre mis dedos, creando cinco ondas pequeñas, pero brillosas, que se van opacando a medida que mis ojos se cierran solos. Siento mucho sueño. Sé que me estoy desvaneciendo.

—¡Mere! ¡Mere! —Escucho la voz de «él», y mi sonrisa crece, sintiéndome afortunada de que mi nombre en sus labios sea lo último que oiga. Nuestra conexión, forjada en los deseos que compartimos hace tiempo, es el vínculo intangible que siempre nos unirá, incluso a través de los portales que separan nuestros destinos.

Su voz, desesperada, resuena en mis oídos. Puedo sentir la desesperación en cada palabra, como un eco penetrante. Sé que no ha aceptado la realidad, que está aferrándose a la esperanza. Mi cerebro, a punto de apagarse, retiene esa melodía de trompeta, como un último regalo de «él».

—¡Te encontraré! ¡Te juro que te encontraré!

Su promesa, aunque imposible, cala hondo en mi corazón. La tristeza me envuelve como una manta fría, mezclándose con el alivio de saber que he salido victoriosa. Mis ojos, que ya no volverán a abrirse, dejan escapar una lágrima solitaria, como un eco de las emociones que mi corazón aún intenta expresar. Flota sin gravedad hacia arriba, llevándose consigo no solo mi tristeza, sino también mis deseos y sueños no cumplidos.

En medio de esta metamorfosis, imagino cómo esta piedra se convertirá en parte de mí, como una enredadera que se extiende desde mis pies hasta mi cabeza. Mi presencia será un adorno, un eco eterno en el reino atemporal del pasillo blanco.

Con estos pensamientos, mi última reflexión se dirige al día en que lo conocí a «él». Recuerdo la fascinación en sus ojos, sus preciosos y achispados ojos azules.

Entre dulces recuerdos, dejo de pensar.

Dejo de existir. 

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Notas de la autora:

Aquí está de nuevo Anabel. Gracias por estar aquí 🙇‍♀️

Y con el club de lectura al que pertenezco volvemos a iniciar una nueva historia

A veces pienso en todos los manuscritos que tengo y que no me he animado a montar aquí... esta es mi primera novela de fantasía romántica (o como le llaman los jóvenes ahora..."romantasy" 🤣).

@rubencaterpila ¡Mil gracias por animarme siendo mi pareja en esta nueva tanda de lectura! Ojalá disfrutes esta humilde historia que salió de mi corazón venezolano... 

🪨¿Listos para una aventura fantasiosa basada en la mitología pemona-venezolana?🪨

🪨¿Listos para una aventura fantasiosa basada en la mitología pemona-venezolana?🪨

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El Deseo de las PiedrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora