🏁 10. Gran Premio de Bélgica 🏁

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Un error de uno de los rookies de la parrilla provocó que los otros dos tuvieran la mayor ventaja en la pista para la carrera.

Y ambos conocían el circuito de Spa-Francorchamps a la perfección.

Con toda sinceridad, Kira acababa de enterarse a pocas horas del Gran Premio, que sería la carrera en casa de Henry Dubois. En su defensa, habría jurado que el chico de 20 años era francés.

De todas formas, incluso si no fuera una carrera importante para Thunderbolt Racing o Henry, estaba segura de que tendría igualmente los nervios a tope. No iba a negar que ganó la pole por suerte. Dio lo mejor de sí misma, pero faltaron algunos pilotos en hacer sus vueltas y por el accidente de River, se había hecho un caos.

Era demasiado y no sabía cómo manejarlo, porque se iba a sentir muy estúpida si teniendo la delantera desde el inicio, llegaba a perderla. Y Marc, ese era otro problema, pero trataría de hacer caso al consejo de Klaus Fischer. Si los fanáticos veían que volvería a hacerle perder el tiempo en otra parada a boxes inútil, no tardarían en acusarlo de sabotaje, y Kira también lo haría. Incluso si fuera amigo del jefe de su equipo, algo tendría que lograr la presión.

Quizás lo peor de todo era que en cualquier momento tendría reunirse con el resto de pilotos, pero solo tenía ganas de huir.

—¿Y si la termino cagando y me convierto en la burla de todo el mundo? —inquirió asustada luego salir del baño del autódromo y echarse agua a la cara.

Se había llevado a Lía consigo, y trataba de evitar la cámara de Alicia para que no quedara grabado para la posteridad ese momento.

—No la vas a cagar —aseguró Lía, consciente de que nunca había visto tan nerviosa a la piloto, pero podía entenderlo. Incluso Seung-Hee le había dicho que en su primera pole en la temporada anterior, no pudo dormir en toda la noche antes de la carrera y durante esta tuvo una migraña espantosa.

Aprovechó para jalar a Kira a una especie de túnel que servía de entrada al la pista. Estaba oscuro y solo la gente de las escuderías tenía acceso, y de momento, eran las únicas allí.

—No podés asegurarlo, incluso si me chocan, terminaría siendo mi culpa... —continuó Kira, caminando de un lado a otro. Tomaba grandes bocanadas de aire para asegurarse de que todavía sabía cómo respirar.

No esperó que su mánager tomara de su mano para regresarla a ella, jalando con la suficiente fuerza para casi chocar ambas, pero incluso con sus nervios al tope, sus reflejos funcionaban, y se sostuvo del hombro de la rubia a tiempo.

Estaban muy cerca.

—No pienses más así, por favor. Eres Kira Russo, ¡eres la mejor piloto que haya visto en mi vida! —exclamó Lía apretando su mano—. Y no lo digo solo porque soy tu representante, o porque antes de serlo, no sabía nada de motorsports. Sabes que desde el inicio he estado junto a ti, he visto todas tus competencias y estudié contigo a todos tus rivales. Incluso entre las más grandes élites, sigues siendo única, y este es el momento de que lo demuestres. Quizás la pole haya sido suerte, pero tu habilidad no lo es, y vas a salir allí a demostrarlo.

Buscó entrelazar sus dedos con los de la piloto, al tiempo en que alzaba su mano hacia sus labios, con suavidad y timidez. Se sentía casi como una confesión de amor.

—Además, tú y yo prometimos algo...

La nerviosa en ese momento era ella. Le gustaba la idea de tener un poco más de tiempo para pensar y disfrutar todo, pero deseaba mucho más que Kira fuera la de siempre, la que se subía a su monoplaza con ansias de dar lo mejor.

—Pero no te presiones, solo compite como lo haces siempre, ¿sí?

Kira solo podía ver su mirada tierna, y la forma en que acariciaba su mano. No estaba muy segura del riesgo, pero lo iba a aceptar en ese momento.

Nunca será igualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora