! ୧ Diez.

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El desánímo era lo primero sobreviviente de la mañana, no tenía nada preparado, ni el desayuno, ni la ropa que usaría Bang y tenía muchas ganas de ir al baño pero su cuerpo le ordenaba quedarse a descansar por tan solo unas horas más

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El desánímo era lo primero sobreviviente de la mañana, no tenía nada preparado, ni el desayuno, ni la ropa que usaría Bang y tenía muchas ganas de ir al baño pero su cuerpo le ordenaba quedarse a descansar por tan solo unas horas más.

—Duerme cariño, ya tengo todo listo para irme. Por cierto hoy creo que regresaré tarde porque Hyunjin quiere que vayamos a una reunión.— Anunció Bang besando el lóbulo de su oreja, este solo escuchaba que le hablaban en sueños escuchando la voz lo más lejano posible.

Después de dormir por 3 pequeñas horas más, decidió levantarse pues la vejiga exigía ser liberada y así lo hizo, que suerte que no se hizo en la cama. Una Ilamada entraba y el muy perezoso Felix la tomó.

—¿Aló?— preguntó mientras tapaba con una de sus manos su boca para bostezar.

—Señor Felix son las 11 de la mañana ¡¿usted sigue durmiendo?!— Al principio no reconoció esa voz hasta que recordó la cita de su día.

—Minho hyung... me he quedado dormido, lo siento.— hizo una pausa mientras miraba el viejo reloj de pared analizando el tiempo que tardaría en arreglarse. —En veinte minutos estoy contigo.— Y así lo hizo, con rapidez tomó una ducha y se cambió con lo primero que encontró, irían a un café por lo que le había dicho su primer amor.

Llegó al lugar tal y como prometió, ni un minuto más ni uno menos, Minho yacía en un bonito asiento del caro restaurante donde lo llevo la dirección que el pelirrojo le mandó por mensaje.

Estaba furioso, no esperaba que aquella reunión a la cual Minho llamaba cita de reencuentro fuera a ocurrir en un lujoso restaurante nada comparado con sus gustos. No podía negarlo, el restaurante era elegante tanto por fuera como por dentro, tenía luces que iluminaban cada rostro de los comensales, los manteles que adornaban las mesas eran color perla al igual que el forro de las sillas; en el techo colgaban unas hermosas lamparas en forma de diamantes y las servilletas formaban un hermoso cisne.

—Minho, ahora te odio más.— dijo sentándose en un lugar cerca del pelirrojo.

—Felix señor de la moda, nunca creí que usted usara converse con ese pantalón ajustado y una polera demasiado floja.— se burló Minho, si bien sabía que Felix amaba lo cómodo se extrañaba que no vistiera tan bien.

—Me veo bien, a mi novio le gusta y es lo único importante.— habló inocentemente probando suerte.

—estoy seguro que si.— bufó un poco molesto.

—A lo que venimos Mino.— inconscientemente lo llamó como solía hacerlo cuando eran pareja, Minho asombrado observo fijamente al castaño.

—Me has llamado Mino iOH POR DIOS! eso quiere decir que ya no me odias tanto.— A decir verdad Felix no lo odiaba, sentía un poco de rencor por la manera en que terminaron pero de ahí nada.

—Es irrelevante Minho—. molesto decidió ponerle fin a ese tema —Aquí están todo el orden de los estados financieros de la fundación que apoyo.— le entregó unos papeles a Minho para que este los analizara y sin duda alguna el sonriente pelirrojo los estudió. Si en algo eran buenos los dos esa cosa eran las cuentas. Una vez estudiado los estados y con la costosa comida en la mesa procedieron a comer hablando de temas triviales y también recordando un poco su pasado, Minho se acercaba cada vez más al rubio, Felix estaba tan sumergido en la platica que no pudo notar a tiempo el acercamiento del mayor hasta que lo tuvo a centímetros de su rostro. El poco aire lo comenzaba a asfixiar, no quería besarlo, ya no sentía nada, en esos momentos imágenes de Bang siendo infiel aparecieron en su cabeza bloqueando todo pensamiento coherente, todo lo que ahora deseaba era jugar a lo mismo, pagar con la misma moneda, mostrarle a Bangchan que ambos podían jugar a lo mismo.

Todo se reproducía lentamente, los labios estaban casi unidos hasta que una sintió dedos de una helada mano en su boca.

—¡PERO QUE...!— Felix se levantó escandalizado al ver el dueño que aquella blanquecina mano.

—No me digas que confundiste a Bang con este tonto.— ¿Por qué diablos tenía que llegar?

—Hwang apartate en estos instantes si no quieres una paliza de mi parte.— Esta vez habló Minho con gran enojo en sus palabras, tratando de no llamar la atención de las demás personas.

—No lo haré, se supone que este niño es el prometido de mi mejor amigo y no tiene porque besarse con el principal enemigo económico.— Hwang no mentía, lamentablemente el enojado hombre cabellos rojos era su principal adverso en negocios, su principal competencia y que Felix estuviera con él significaba peligro.

—¡YA BASTA!— gritó frustrado Felix —¿Qué te pasa? Tú no tienes nada que ver con mi vida personal y puedo hacer lo que se me plasca.— en realidad se sentía mal por lo que iba a hacer, no deseaba ser igual que su novio, sabía que con amor se lograba todo.

—Ahora si tengo el derecho.— A pesar de que el cuerpo de Hyunjin0 era casi igual de pequeño que el de Felix, poseía más fuerza, Hwang lo levantó como si de una pluma se tratara. —¿Estás haciendo dieta? Pesa más mi perro a pesar de ser cachorro.— se burlaba conforme avanzaba robándose al rubio del lado de Minho, el pelirrojo quedó pasmado, jamas se imaginó que Hwang se llevaría a su no.. Ex novio.

Las piernas de Felix se estrellaron contra el asiento de cuero del copiloto golpeando su trasero en el movimiento.

El famoso restaurante era el lugar especial de Hyunjin para tomar su merienda del día, llegaba cada cuando podía, pues ser jefe de una matriz no dejaba mucho tiempo libre.

A pesar de todos sus intentos por no arrancarle la melena roja a ese tan conocido hombre no pudo luchar con su actuar, no le gustaba la cercanía que Felix tenía con su enemigo, no le gustaba la forma en la que se hablaban, se sonreían y cada una que otra vez las mejillas de Felix se tornaban carmesí, nadie debería poner sonrosado a Felix si no era su pareja, pero claro todo lo hacía por su mejor amigo.

—¿Qué te pasa estúpido cavernícola? — Gritó Felix enfurecido por el acontecimiento tan grotesco.

—Primero no me faltes el respeto mocoso; segundo, lo hago por tu bien.— Quizás no o quizás si, pero eso era lo de menos.

Arrancó el auto dirigiéndose a uno de sus tan visitados cafés.

—¿A donde me estás llevando?— todos sus intentos de huir fueron en vano, la puerta tenía seguro y por obvias razones Hwang no lo dejaría ir.

—Ya verás.— fue lo único que salió de su boca, Felix decidió dejar de forcejear la puerta porque no servía de nada, solo tenía la opción de llegar a donde fuera el lugar y hablar seriamente con aquel pelimenta.

— fue lo único que salió de su boca, Felix decidió dejar de forcejear la puerta porque no servía de nada, solo tenía la opción de llegar a donde fuera el lugar y hablar seriamente con aquel pelimenta

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Te compro a tu novio ✧ HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora