Eran las seis de la tarde, las luces del carnaval cubrían toda la ciudad y su música resaltaba el camino atrayendo a la poca gente que estaba cerca de allí. Desde su llegada la gente había estado haciendo fila para entrar y tres días después aún seguían allí. Yo por mi lado, jamás me había llamado la atención este tipo de ferias pues estaban llenas de trucos baratos y trampillas para que la gente gastara todo su dinero en ellas, pero hubo algo que me llamo la atención. El día que abrieron, una nueva atracción llamada «Wheel fight», una extraña competencia en la cual, montado en patines y equipado con un arma, debías derrotar a tus rivales para ganar el gran premio, una gran joya de color morada que brillaba como dos soles juntos.
Al entrar, todas las personas ya estaban ocupando todos los juegos, había desde "Atrapa a la piraña" hasta "La montaña rusa destrozada", esta última no me inspiro mucha confianza, pues estaba constituido por un vagón sin mucha seguridad y una maquina en cada extremo de este que iba quitando o poniendo carriles a una velocidad increíble, creando así un camino propio para tan espeluznante juego. Luego de pasar por cada juego examinándolo, llegue a la entrada de la competencia, un edificio abandonado de dos pisos seria el campo de batalla perfecto para esconderme y con sigilo atacar a mis rivales, así pues excitado por comenzar mi camino decidí entrar.
- ¡Eh! – Una gruesa voz me detuvo de entrar, provenía de un pequeño stand a un lado de la puerta, supongo que por estar concentrado en mi estrategia lo había pasado por alto - Chico, no puedes entrar hasta que pagues por participar.
-Ya veo -Me acerque al stand y al estar cara a cara con el hombre pude oler su aliento a licor, a pesar de estar separados por un cristal- ¿Cuánto es el precio?
-Diez perlas.
-¿Qué? -Esa era justamente la cantidad que había ahorrado durante todo mi viaje para huir de tan inmundo lugar y gastarlo todo en una competencia no era una opción válida, aunque claro, si lograra ganar esa gran joya costearía todo un viaje de lujo hacia otra ciudad, así que me quite el bolso y loa abrí extrayendo de el una pequeña bolsa de cuero la cual contenía varios anillos, aretes y collares y, por supuesto, mis esperanzas . - Vale, participare.
-Oh, jejeje -dijo mientras revisaba uno por uno los artículos - Puedes pasar, adentro te explicaran el juego.
El edificio estaba algo destruido por dentro, los ladrillos estaban a plena vista y se veía como poco a poco se venía abajo, como todos los edificios de aquella extraña ciudad. Un pequeño cartel informativo colgaba al frente de la puerta que conducía al estacionamiento, en el estaban escritas las reglas del juego y las penalizaciones, Después de leerlas detalladamente, obtuve mi espada de un pequeño maniquí que la sostenía, era muy ligera y de un color azul-verdoso, la punta de la espada dibujaba unas iniciales, se leía "P.F" en ellas. Luego de verificar que mis patines no estuvieran sueltos o que tuvieran algún problema, proseguí mi camino hacia el estacionamiento del lugar, donde un chico con una patineta me detuvo, en las reglas decía que solo los coordinadores del juego podían portar Skateboard's, así que le obedecí por un momento mientras revisaba mi espada evitando así infracciones o trampas, mientras este hacia su trabajo pude notar detrás de el como un chico de unos 16 años golpeaba con su espada a un niño pequeño venciéndolo, el coraje me recorrió toda la espalda marcándolo así como mi objetivo principal, el coordinador se dio cuenta y, con una sonrisa, me entrego mi espada, deseándome suerte.
El estacionamiento estaba repleto de adolescentes y niños, ningún adulto excepto por los coordinadores, los cuales solo veían tal violencia y se burlaban de los derrotados, una de las cosas que me extraño eran que los que yacían en el suelo no se podían levantar, pues entre las reglas estaba escrito que nadie podía salir del estacionamiento hasta que los coordinadores lo permitieran, al darme cuenta que me estaba desconcentrando de mi objetivo, di un resoplo en el cabello que caía sobre mi cara y me dirigí hacia el chico que estaba al otro lado del estacionamiento. Unos pequeños niños intentaron hacerme caer saltando hacia mí desde un auto que estaba en el lugar, fallaron por poco, cayendo así al suelo, mi instinto me decía que los golpeara para que perdieran automáticamente y eso hice, pero algo me detuvo a mitad de camino, un destello rojo salió de la espada de mi objetivo; las gotas de sangre salían de ella tal cual una llovizna, al ver esto mi mano se detuvo delante de los chicos que yacían en el suelo mirándome con miedo, pase de ellos no sin antes tocarlos suevamente con mi espada en el pecho sin herirlos, al acércame al chico pude detallar de donde salía la sangre, un joven de unos 14 años estaba acostado en el suelo sangrando por la boca y con un corte profundo en un brazo, viendo como el otro joven se reía de él llamándolo débil e insultándolo. Así pues corrí hacia el joven pasándole por un lado y clavándole mi espada en el cuello aplicando un poco de presión, por supuesto no hubo corte alguno pero la impresión del chico hizo que se dejara de reír y cayera arrodillado al suelo derrotado por fin.
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La nueva era
FantasyEn un mundo destruido por diferentes guerras y conflictos nucleares, los humanos se han visto privados de su propia humanidad y se han empezado a comportar como animales. Sam, un chico que lleva huyendo toda su vida de los terrores que viven en aque...