Capitulo 0

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¿Alguna vez pensaste en que harás en tu futuro? Espero que no...

La luz brillante entraba por mi ventana, los pájaros cantaban y mi perrita Toffy estaba echada encima de mi, sin ningún problema o preocupación, tanto, que pensé que estaba muerta, eran las 9:00am, mierda. Tenía que alistarme rápido o si no llegaría tarde a mi primer trabajo.

Había tardado mucho en conseguirlo, ya que para mi edad es un poco difícil de hacerlo, era menor de edad, pero mi papá necesitaba el dinero para una "mejor vida" o al menos así lo había llamado el.

Me levanté rápido de la cama, tan rápido que me mareé y empecé a ver negro, ignore ese sentimiento y me vestí rápido, tenía que estar ahí en 15 minutos, prefería desmayarme que a llegar tarde, aunque pensándolo bien, si me desmayaba llegaría mucho más tarde.

Iba en camino hacia la cafetería que me aceptaron, quedaba un poco cerca de mi casa así que en 5 minutos ya había llegado ahí, solo que estaba sudada gracias al clima que había.

Como estábamos en primavera el clima era uno tipo de desierto, en el que dejabas un helado 1 minuto fuera del congelador y ya estaba convirtiéndose en agua, el calor era horriblemente insoportable.
Al entrar me percaté que estaba mi jefa, Rosie, tenía 15 años más que yo, me había echo el favor de contratarme al ver mi situación, aparte de que era una amiga lejana de mi tía que vivía en Canadá. Ella era muy bonita: tenía el pelo largo y ondulado, con un tono negro oscuro que le hacía resaltar su piel blanca y bien cuidada, estaba un poco más alta que yo, su sonrisa encantadora que hacía que todos se derritieran por ella, lo mismo que el helado con este clima. Aparte de su buen físico era muy risueña y linda de corazón.
—Hola Rosie —dije.

—Holaa, muy buenos días, ¿como dormiste? —sonrió alegremente.

— Uhm, pues bien, supongo, y tu?

— Mejor que otras veces, aunque tu "bien" no sonó muy convincente, algo nuevo que contar? —entrecerró los ojos.

— pues... lo mismo de siempre, muchas clases y mucho estrés, combinado con un batido de insomnio. —sonreí levemente tratando de no sonar tan cortante.

— Mm, tu no te preocupes, verás que en un tiempo tu estrés se irá llendo, al igual que el insomnio.

— Tienes razón Rosie, bueno, te dejo para irme a servir cafés —levante la mano en señal de que me iba.

— ¡Suerte en el trabajo! ¡Con mucha alegría eh!

Me fui al lugar donde me habían dicho que debía de estar: un asiento cómodo al lado del cajero, estaría vendiendo los cafés a todas las personas que llegaran.

Tiempo más tarde, ya era mi hora de salir, estaba agotada, quería llegar a casa y tumbarme en la cama para no abrir los ojos nunca más.
Empecé a salir de la cafetería, solo tenía que caminar unas pocas cuadras y llegaba a mi casa.
Ya en la puerta, escuché a papá adentro, así que toque el timbre que estaba al lado mío, estaba tan agotada que ni si quiera quería sacar las llaves de mi pantalón.

—¡Pasa! —dijo mientras abría la puerta.

— Hola papá ¿Como te fue en tu día? —entre y me deje caer en el sillón pequeño que estaba junto al televisor.

—Muy bien Emmita —hubo una pausa un poco incómoda— debo decirte algo cariño... —dijo con un tono poco convincente.

—¿Qué pasa papá? —imagine lo que venía pero no estaba muy segura de ello.

—He estado hablando con tu tía Margot —Justo la que era amiga de mi Jefa—Y...

—Ya lo sé papá, lo que siempre me has dicho —al parecer si era eso que pensaba que diría—ya te he dicho varias veces que no estoy muy segura, no te quiero dejar aquí solo.

Una noche más pensando en ti Where stories live. Discover now