Los trece *EN CORRECCIÓN*

Capítulo XII

Emma Sachs

Veía todo negro, apenas escuchaba la voz de mis pensamientos y ni siquiera me sentía viva.

Poco a poco recompuse mis sentidos hasta darme cuanta que estaba atada a una silla de metal.

Una pantalla salió del suelo y quedó frente a mí, pasaron unos segundos hasta que por fin se encendió. Comenzó a reproducir una pantalla gris con fallos.

Tras unos momentos empezó un vídeo, ojalá no hubiese pasado. Veía a una pequeña yo, una niña de cuatro años escondida tras un mueble de mármol, a lo lejos un señor un poco robusto, frente a él, una bella mujer que no pasaba de los 25.

Empezaron los gritos y forcejeos, él intentaba acercarse a ella mientras gritaba, ella retrocedía hablando en el mismo tono, la tomó del brazo y empezó a sacudirla mientras seguía gritando, ella intentaba salir de su agarre, siéndole imposible.

Pasaron más tiempo así, hasta que ella le empujó y salió directo a mi dirección, iba a llegar cuando un jarrón destruyéndose en el piso la aparto, luego, él, volvió a tomarle del brazo, y, como última escena, él levantando el puño en su dirección.

El fondo oscuro volvió por unos segundos hasta que se reprodujo otro vídeo, este siendo más corto.

Solo era la escena sobre un área de entrenamiento con el mismo hombre levantando una espada con mucha rapidez, pasando la hoja por la cara de una pequeña niña que estaba en el suelo, para que al final salieran manchas rojas.

Volví a mí yo real atada, con la respiración agitada y un dolor de cabeza de solo pensar en eso, manos y piernas adoloridas por el esfuerzo de levantarme, en mis oídos solo se escuchaba un silbido y mi respiración, que me asustaba más de lo normal.

La pantalla volvió a dar fallos hasta que se rompió, del agujero que quedó en medio del televisor salió disparado algo, se había clavado al lado de mi pie, era una espada y solo pude leer «F. Sachs».

Me levanté, agitada, moví mis manos y piernas con frenesí intentando huir de mis pensamientos.

Era... Solo era una pesadilla... Nada más, solo eso.

«Eran recuerdos...»

No, eran... Había pasado mucho tiempo y aún no se me olvidaba, solo quería que me hubiesen borrado esos recuerdos tal como hicieron con otros.

Mientras me calmaba acerqué mi mano a mí corazón.

Necesitaba calmarme, vi el reloj, 4:27, tenía que seguir durmiendo, era muy temprano aún.

Solo debía olvidar eso, por más que quisiera eso ya había pasado, y no podía hacer nada para cambiarlo.

Como si quisiera hacerlo más real, la cicatriz me mandó un toque de electricidad, la cubri con mis manos intentando hacer que parara.

Volví a tumbarme con el corazón latiendo a toda velocidad y con la mente revuelta, aún tenía que vengarme.

Jack Borisov

Iba camino a la biblioteca.

Una carta había llegado en la madrugada y, otra vez, mencionaba trabajar con Sachs sobre las secciones del área.

Por ello iba camino a la biblioteca para prepararla, así voy alistando los libros que necesito y voy prendiendo el computador, así el proceso es más fácil y rápido.

Empuje las grandes y pesadas puertas de madera que daban a la biblioteca, para mí sorpresa alguien estaba ahí.

Tenía la frente pegada a un libro mientras que sus manos rodeaban otro montón de libros que estaban cerca, sus pies no tocaban el suelo y se escuchaba su respiración pesada a través de la barrera de textos.