La verdadera conquista

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Me conquistaste, no por tu labia, sino por tu silencio.
No fue tu físico lo que me impresionó, fue tu educación y espontaneidad.
Nunca dijiste que me amabas, pero tus acciones me daban la certeza de que así era.
Supiste escucharme, cuidarme, comprenderme...
Eras y sigues siendo un caballero, de esos que fabrican sonrisas.
Estabas presente tanto en mi realidad como en mis sueños y  por esa razón, siempre me tendrás a tus pies.

La suma de todos mis pecadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora