Capítulo dos.

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Como habían acordado, Jihoon se bajó de la moto a una cuadra de su casa, asegurándose de que ningún vecino conocido los viera y fuera de chismoso a contarle a sus padres que había llegado en una motocicleta.

—Creo que no hay nadie en casa así que estaremos tranquilos un rato. —Jihoon habló mientras abría la puerta de entrada y ambos se adentraron a la vivienda.

Seungcheol inhaló el aroma del ambiente y sonrió por ello, ya que la casa del menor siempre tenía un aroma fresco, aunque siempre era un perfume de ambiente diferente, esta vez era limón.

—Extrañaba invadir tu casa. —comentó divertido y siguió a su amigo a la cocina, buscarían hacer algo de comer con lo que había. La risa de Jihoon no tardó en llegar a sus oídos, haciéndolo sonreír.

—Mejor ponte a cocinar.

—¡Pero soy el invitado!

—¿Y eso qué? Yo no sé cocinar muchas cosas, sabes que mi madre no me deja cortar ni un tomate.

Respondió entre risas aunque por dentro estaba algo molesto con su madre, nunca le había enseñado a cocinar nada ni lo dejaba husmear aunque sea para aprender solamente viéndola. Su padre siempre era más accesible con bastantes cosas, él le había enseñado cosas simples como hacer milanesas o relleno de empanadas, le enseñó a hacer arroz frito y otro par de cosas que no debía comer tan seguido, su estómago era delicado y si comía mucha chatarra se enfermaría.

—Sí, lo sé, pero está bien ¿Qué puedo hacer? —Seungcheol abrió la heladera y sacó algo de carne y verduras que habían allí. —¿Carne a la plancha y verduras al vapor? —Preguntó mirando a su amigo con una dulce sonrisa. Jihoon asintió y pusieron manos a la obra.

—¿Puedo cortar las verduras? —El más bajito se asomó un poco. Seungcheol estaba quitandole la grasa a la carne con cuidado y al oírlo asintió.

—Solo ten cuidado, no quisiera que tus padres vean que te lastimaste tus deditos.

Jihoon asintió y tomó la otra tabla, la cual era específicamente para cortar las verduras. Las lavó bien y les quitó lo que no servía, comenzando a cortarlas en trozos grandes y colocándolas en un recipiente al terminar con cada una. Mientras tanto, el mayor había puesto a calentar la plancha y cortó la carne para colocar dos trozos en la misma cuando se aseguró de que estuviera bien caliente. Los jugos fríos de la carne hicieron un estruendoso ruido al estar en contacto con la temperatura alta de la plancha y pronto se calmó. Le puso una tapa y dejó que se cocinaran.

Al mirar a Jihoon, estaba tapando la máquina de vapor, ya había colocado las verduras dentro y al girarse sus miradas se encontraron en una expresión sonriente y una tímida por parte del menor.

—¡Lo hiciste!

—Sí, lo hice, no es tan difícil, no sé por qué me cuidan tanto... si no me lastimo no sé cómo aprenderé, tarde o temprano me encontraré sólo y no sabría qué hacer, me daría miedo tan solo ver un tenedor.

—No creo que eso pase, yo estaré contigo, Hoonie. —Jihoon miró a Cheol y le dedicó una linda sonrisa, sabía que él no lo dejaría sólo.

Media hora después, ya estaban disfrutando de su platillo en la sala mientras miraban Criminal Minds, la serie favorita de ambos.

—Le pusiste la sal justa. —Comentó Jihoon con sus mejillas regordetas por estar masticando la deliciosa y jugosa carne. Estaba hambriento, no había desayunado pero eso no lo sabían ni Seungcheol ni su madre, los nervios por volver a verlo le habían arrebatado el apetito y no pudo ingerir nada más que la bolsita de maní que llevaba en la mochila y una manzana que Wonwoo les obsequió a todos.

Ecos Silentes ; JicheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora