Leehan, Riwoo... ¿y Taesan?

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Capítulo único

LeeHan y RiWoo, amigos inseparables, grandes científicos indiscutibles y terribles excursionistas. Vetados de la gran asociación de inventores de la corporación DoorOne por romper las reglas y tener el desperfecto de intelectuales locos y rebeldes. Ambos. Uña y mugre organizaron, en lo que sería su excursión más grande y transcendental, un viaje por el desierto Wind, en busca de una tonelada de oro y joyas enterradas por órdenes del emperador SungHo en el siglo XVII, cuando sospechaba que su mejor amigo: WoonHak, planeaba asesinarlo para así poder apoderarse de toda su fortuna. Los libros de historia colocaban el hecho de la tonelada como un simple rumor. Los que habían investigado el lugar exacto descrito en un supuesto pergamino resguardado en la tumba del emperador no pudieron encontrar nada. Los medios insistieron por todos lados que era falso. Un testigo de la época, amigo cercano al emperador, reveló en una carta antes de su fallecimiento que SungHo lo había inventado. La tonelada de oro y Joyas enterrada en el desierto no existía. Ah, pero de lo que el mundo no estaba enterado, era que había nacido un genio como LeeHan, quien al volver a encontrarse en una revista con la imagen del pergamino descubrió un ligero error en los datos de ubicación. ¡Listo! Ahora se pasaría horas en su estudio personal diseñando una máquina especial, en lo que enviaba una carta a RiWoo y le pedía que no olvidará guardar sus calzoncillos en la maleta, pues su siguiente destino sería en el desierto Wind.

Los dos amigos se adentraron en el desierto, enfrentándose a cada adversidad que se les atravesaba por todos lados: animales salvajes y venenosos, fuertes temperaturas por la noche y un sol abrumador por el día. LeeHan cargaba con su detector, un artefacto cuadrado con botones, cables y luces que aseguraba ser capaz de detectar, a través de un campo magnético muy amplio, todo tipo de oro y joyas por debajo de la tierra, a miles de kilómetros, rozando la segunda capa. LeeHan estaba seguro de que la tonelada estaba ahí, podía jurar que los demás debieron haber caminado sobre ella en lo que buscaban desesperados.

-LeeHan, llevamos tres días caminando desde que se descompuso la camioneta -dijo RiWoo con esfuerzo.

-Ya no estamos lejos, tenemos que aguantar.

-En estos momentos pienso en mi familia, y en mi hermosa novia que debe estar preguntándose en dónde estaré y cuando volveré -decía jadeando.

-No pienses en esas cosas, RiWoo, todo irá bien -volteó a verlo-. En poco tiempo tú y ella estarán bañándose en dinero.

-No, no me preocupo, ¿Sabes por qué? Porque traigo esto conmigo -RiWoo elevó lo que parecía un reloj de bolsillo. LeeHan lo miró y lo reconoció.

-¿El prototipo de la máquina del tiempo? Ay, por favor, RiWoo, esa basura nunca funcionó.

-Lo sé, pero he estado trabajando en las mejoras y parece que esta vez ha funcionado.

-¿Eh? ¿En serio? ¿Lo probaste? ¿Lograste hacer un viaje?

-¿Qué si lo hice? ¡Por supuesto que lo hice! Y fue estupendo, mira, solo tienes que apretar este botón -LeeHan observó sin mucho entusiasmo, formulaba muecas debido al cansancio.

-¿Dónde fuiste? -se acomodó la túnica.

-¡Al futuro! Antes de este viaje lo probé porque, primero, quería ver si funcionaba esta vez, y segundo, deseaba saber qué pasaba con nosotros, si conseguíamos nuestro objetivo.

-¿Y lo conseguimos? ¿Por eso accediste a venir?

-Te contaré cómo fue desde el principio -tragó aire, caminaron más lento-. Atravesé una puerta, era como una especie de portal. Luego me escabullí en un edificio lleno de artefactos tecnológicos hasta que salí de ese lugar y quedé sorprendido por todos los cambios del mundo. Estuve caminando por unos minutos hasta que llegué a una parada de tren. Fingí que esperaba la parada en la estación y me senté junto a una mujer de cabello oscuro que lloraba -Levantó un dedo-. Escucha bien, LeeHan. Le pregunté qué le pasaba y dijo que estaba preocupada porque se había enterado de que su hijo había ingresado al desierto de nombre: SungHo, en compañía de un loco. "¿El desierto SungHo?", fue lo que le pregunté, y ahí supe, que este mismo desierto, allá en el futuro, ya no lo nombran el desierto Wind, sino el desierto SungHo ¡De SungHo! ¿Puedes creerlo? No se me ocurre otra razón de que le cambien el nombre si no es por algo que haya pasado en este lugar, presiento que debe ser por nosotros.

𝒮𝒽𝒶𝓇𝑒𝒹 𝒲𝑜𝓇𝓁𝒹𝓈  🌎 BOYNEXTDOORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora