Capítulo I

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―La quiero a ella.

―¿Qué? ¿Por qué? Es una chica de cuarta que a penas sabe comportarse.

―Mmm, eso no lo sabré hasta que la tenga. Ya dámela, no te hará falta ―pronunció el rubio.

―¿Por qué muestras tanto interés en ella? Ni siquiera con nosotros fuiste así ―exclamó con molestia la demonio.

―Eso no te incumbe, mi querida Daki— Sonrió mientras su mano se apoyaba en el hombro de ella—. Si no quieres negociar, podemos recurrir a otros métodos— apretó su agarre como señal de advertencia.

—Es... Está bien, no es necesario recurrir a otros métodos, Douma —Susurró con nerviosismo.

Ella sabía la magnitud del poder que tenía su compañero. No podía vencerlo ni con la ayuda de su hermano.

—Al final del pasillo está su habitación—habló la chica con notable desprecio en su voz—. Llévela lo más pronto posible. No quiero volver a verla.

—Como tú digas—Sonrió con malicia el demonio—. Siendo así, no te molesto más con mi presencia. ¡Espero vernos pronto, chiquita!

—¡No soy chiquita!

Le gritó la sexta luna superior, pero el demonio ya había entrado en la habitación indicada.

Douma cerró la puerta y buscó con la mirada a su objetivo; al hacerlo, le habló.

—¿Me extrañaste?

La chica—que estaba de espaldas a Douma—se asustó notablemente al escuchar la voz de los ojos multicolores.

—No vuelvas a entrar así— señaló con nerviosismo—. Para la próxima, toca la puerta.

—No tendré que volver a hacerlo—Se sentó al lado de la chica—. Estarás conmigo desde hoy.

La chica lo miró sorprendida.

—¿Me compraste?

—No uses esa palabra, es horrible— le acarició la mejilla dulcemente—. Solo negocié para que no sigas en este lugar espantoso.

—Es decir, me compraste— inquirió con una sonrisa pícara.

—Y yo intentando ser romántico—dramatizó.

—Ja, si piensas que eso es romántico, no conquistarás nunca a una chica—Resopló sarcástica la pelinegra.

—No necesito conquistar a una chica cuando la única que quiero estar al frente mío.

Acercó su rostro al de la ojiverde al punto de estar a solo unos centímetros de distancia.

—Quiero tenerme a mi lado, pero no pienses que lo hago por tu cuerpo—habló seriamente el rubio—. Te quiero a ti por lo que eres y no porque quiero que seas un juguete sexual. Eso no me interesa... a no ser que tú estés dispuesta—murmuró con una sonrisa pervertida en su rostro.

La chica, nerviosa como un conejo frente a su depredador y al punto de ceder ante sus deseos, decide voltear la cabeza a otro lado. Tenía que asegurarse de que él quería algo más que un cuerpo.

El demonio entendió su intención y aprovechó la oportunidad que ella inconscientemente le dio. La chica se sorprendió cuando él, dejando un camino de besos en su cuello, le susurró en el oído las palabras que lo cambiarían todo.

—Por ti, puedo esperar todo el tiempo que necesites para estar a mi lado—Se alejó de su cuello y la tomó del mentón para que la mirara fijamente—. Solo te pido que al menos vengas a mi templo y si después decides que no estás cómoda... te dejaré ir.

La chica notó la sinceridad en la voz del chico, por lo que después de pensarlo unos minutos aceptó.

—Iré contigo, pero necesito una buena paga.

—No tienes que trabajar, te daré todo lo que necesites.

—¿En serio? No creo que por tu papel de santísimo ganes mucho dinero para regalarlo.

—Oh cariño, tengo tanto que poder comprar todo el distrito y me seguiría sobrando.

A la chica no le importaba mucho el rubio. Sí, era atractivo y con dinero, pero su personalidad llegaba a ser irritante a veces. Sin embargo, eso no es un buen argumento para no aceptar su oferta. Aunque debía admitir que era demasiado perfecto, algo raro había detrás de todo ese encanto.

—Está bien, acepto. ¿Cuándo nos vamos?

El chico sonrió encantado con su respuesta y no esperó para darle la suya.

—Ahora mismo. Empaca tus cosas, y te espero afuera en 20 minutos.

El rubio se fue sin esperar respuesta, no sin antes darle un beso en la cabeza.

La chica seguía un poco confundida por los tratos del hombre hacia ella, pero ignoró rápidamente esos pensamientos intrusivos y se puso a empacar lo poco que tenía.

Al terminar—que no fueron más de 10 minutos—agarró tinta negra, papel y comenzó a escribir una carta dirigida a su hermana.

Ella, de solo 13 años, se encontraba en Tokio en un orfanato de mala vida, mas no podía ir a otro lugar, no con el poco dinero que le mandaba su hermana desde el distrito rojo.

Con el dinero que el rubio le daría a ella, podría sacar a su hermana de esa miseria y darle la vida que se merece.

Cuando terminó la carta, salió con su maleta y buscó con la mirada a Douma, el cual no fue difícil de encontrar.

—¿Estás lista?

Dejó la carta con la dirección de su hermana en una especie de buzón, luego se giró hacia Douma y asintió.

—¡Muy bien! Vas a ver que te encantará.

—Eso espero.

Los dos se fueron alejando lentamente del lugar.

La chica pensó que toda la pesadilla había terminado.

El rubio sonrió al saber que ella había caído, como muchas otras, en su red de engaños.

Era hora de comenzar su nueva misión. El arte de devorarte.

. . .

Vamos a imaginar que el final del capítulo no da cringe, ¿okey?

Espero que les halla gustado ¡Recuerden leer Dulces Sueños para entender las referencias!

¡Gracias por el apoyo en mis otras historias, ojalá le vaya bien a este.

Palabras: 860

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⏰ Last updated: May 07 ⏰

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El arte de devorarte (Douma x reader)Where stories live. Discover now