5-Heart To Heart

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A veces tenía miedo de que los demás pudieran ver más haya de él y notarán quién era en realidad.

M~

Definitivamente, salir era el respiro que necesitaba. Claro, eso no resolvería sus problemas, pero al menos podía convencerse de que sí, mientras Salvatore jugaba con su cabello. Solo tenía que cerrar los ojos y disfrutar del tacto ajeno, acompañado por el distante canto de los pájaros.

-¿No te cansas?-Cuestionó, entreabriendo los ojos, mirándolo a su amigo, que como siempre tenia su biblia manos.

-Para nada.-Respondió con suavidad el menor, quien volteó a verlo, dejando su lectura.

-¿Crees que algún día te salvará?-Estaba seguro de que ya habían tenido una conversación similar en el pasado.

-Tengo fe de que lo hará. De que mis plegarias serán escuchadas.-Todo aquello que tuviera que ver con la religión lo hacía estremecerse, dejándolo con un dolor en el pecho.

-Eres una buena persona, estoy seguro que te escuchará.-Para él, todo aquello que tuviera que ver con la religión lo hacía estremecerse, dejándolo con un suave pero constante dolor en el pecho-Aun así, suerte con eso.-Estaba seguro de que Salvatore sería salvado, a diferencia de él, que, sin importar cuántas oraciones recito o cuánta devoción mostró, nunca fue lo suficiente para escapar de aquel infierno en la tierra.

-Matty...todo en algún punto se resuelve.-Dominique siempre intentaba mostrarse positivo, al menos con él, pero resultaba difícil creerle.

-¿Realmente lo crees? ¿O solo te estás convenciendo a ti mismo... y de paso a mí?-El autoconvencimiento era abrumador. Era como caminar hacia el océano sin saber nadar, pero creyendo que no te hundirías. Con cada paso, el agua te cubre más y más, hasta que, sin darte cuenta, terminabas ahogándote, incapaz de hacer nada al respecto.

-Lo creo, tanto como creo que respirar es necesario para estar vivo.-Definitivamente, era auto-convencimiento. Lo veía en los ojos del otro: desesperanza. Sabía que, por más veces que el rubio rezara o leyera la Biblia, nada cambiaría. Aun así, deseaba que lo que fuera que Dominique pidiera realmente se cumpliera

-Respirar no es lo mismo que estar vivo.-Señaló, mirando hacia el cielo. Estar vivo implicaba muchísimas más cosas que respirar.

-¿Qué es estar vivo para ti?-La pregunta pareció golpearlo, porque se quedó callado ante ella varios momentos; incluso sintió un mal sabor en la boca.

-Todo.-Y a la ves nada.-¿Y para ti, qué es estar vivo, Salvatore?-Preguntó de vuelva.

-Estos momentos. Momentos donde estoy con gente que amo.-Saber que eres amado es un sentimiento raro, incluso algo ajeno a él, porque a pesar de que le gritaran que lo querían, su corazón no podía entenderlo del todo

-Qué cursi.-Era mejor cambiar ahora que podía el curso de la conversación, antes de que se tornara más seria y se arrepintiera.

-Sí, ya sé que lo soy.-Contestó el rubio, mirando hacia otro lado con una pequeña sonrisa.

-Si no lo supieras, sería gracioso. Es muy obvio.-Aseguró, riendo al recordar la primera vez que lo vio.

Ya hacía tres años que había visto a Salvatore por primera vez. Aunque no fue del todo coincidencia, ya que Harry le había encargado, como un favor, que tratara de acercarse al ajeno porque era su nuevo paciente.

°°°
Al entrar al jardín, buscó con la mirada aquella descripción que Harry le había dado: pelo rubio con un mechón blanco, ojos grises, lentes y un arete. Sus ojos recorrieron el lugar y pronto encontró al chico que encajaba con todas las descripciones. No fue difícil identificarlo, ya que realmente resaltaba. ¿Y cómo no? Si estaba sentado en medio del jardín con una Biblia en las manos, pareciendo ignorar al mismísimo sol que lo golpeaba con fuerza.

Come Into The Water |BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora