☆NUEVE☆

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A pocos días del cumpleaños de Sesshomaru, la mansión ya era todo un caos. A cargo de su sobrina la celebración sería a todo glamour. No escatimó en gastos y a pesar de la negativa de su tío procuró invitar a varias personas para una cena celebración en la casa para hacerlo más ameno.
Esa tarde llegaría Naraku, el mejor amigo del peliplata, quien trabajaba en América hacía algunos años, hace ya buen tiempo que no se veían y eso lo hizo sentir bien.

-No exageres- le pedía el hombre a la chica que corría organizando un montón de actividades algo exuberantes.

-Pero es tu cumpleaños y quiero darte lo mejor- se excusó ella, fingiendo un puchero.

-Ya tengo todo contigo. De verdad, no necesito más- y le sonrió sincero.

Un par de apasionados besos siguieron luego de dulces confesiones, aunque Sesshomaru se percató de algo.

-Kag, esta noche Naraku ya estará en la  casa, debemos disimular y creo que lo mejor es que duermas en tu habitación hasta que se vuelva a América- sugirió.

-Es cierto, si me hubiera dado cuenta de eso antes, no lo invitaba a venir- protestó  -pero puedes dejar tu puerta abierta y me las arreglaré para visitarte en las noches- comentó de manera pícara.

-Niña traviesa- susurró antes de besarla nuevamente.

Para él, besarla se había vuelto adictivo. De echo, ya no buscaba excusas o disimulo, simplemente se perdía en aquella dulce boca cada vez que podía.

-Señorita, disculpen.. - la voz de Ayame los hizo separarse.

-Preparé la merienda en la sala- comentó, además de entregarle un comprimido con un vaso de agua a la azabache 

-Debería hacerme cargo yo misma de mis anticonceptivos, ya soy mayor de edad y no necesito que me los estés dando tú- se refirió algo molesta a su ama de llaves

-Déjala Kagome, esa fue mi orden. Eres demasiada despistada y conoces los riesgos-

Con una expresión de burla se tragó la pastilla junto con su orgullo. No quería discutir por algo así, aunque se sentía ofendida que su tío aún la tratara como a una niña.

-Iré por Naraku al aeropuerto ¿irás conmigo?- le preguntó Sesshomaru

-No. Me quedaré a merendar y luego quizás haga unos retoques en la sala-

-De acuerdo, pórtate bien- y besó su frente de manera cariñosa, antes de marcharse.

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-¿Lo sigues haciendo, verdad?-
La voz de Koga, hizo sobresaltar a la pelirroja en la cocina.

-Ssi hace tres meses ya...espero que no me descubran, sino..-

-Ya cállate, pensarán que fue un accidente- susurró mirando alrededor.

-¿Pero que gana joven con qué la señorita quede embarazada?- preguntó por primera vez desde que había aceptado ayudarlo.

-Si Kagome queda embarazada, el estúpido de Taisho la obligará a abortar. Eso destruirá esa enferma relación que tienen, estoy seguro- respondió aprentando sus puños hasta dejarlos blancos.

-No se si eso estará bien, estamos hablando de una vida inocente...- Ayame dudaba cada vez más de aquel macabro y tonto plan.

-Shhh..preciosa. No lo dudes tanto y pasa esta noche a que te recuerde porque me ayudas..- le dijo con un tono seductor para intentar persuadirla.

No era secreto que la chica se derretía por estar con él, y apenas terminó su horario casi corrió hasta la casa de los caseros.
Koga vivía allí con sus padres a diferencia de otros empleados,  así que la esperó entre la penumbra de la pequeña sala y al verla llegar la llevó a su dormitorio en silencio.

-Debes hacer silencio, mis padres duermen al lado- le explicó él joven de ojos azules.

Ella asintió pero estaba nerviosa.
Koga desprendió su corto vestido sin preámbulo, fue directo al grano. Debía dejarla contenta solo para que no hablara, porque a pesar de ser una mujer muy linda, no era que realmente la deseara.
Tenía buenos pechos, incluso más grande que los de Kagome, pero no dejaba de considerar a la morena mucho más apetecible.
Mamó de sus pezones, rogándole ahogados gemidos reprimidos..

-Mmm..-

-¿Te gusta?- preguntó él chico mientras dirigía su mano a la entrepierna de la mujer.

Frotó sin cuidado y ella de quejó.

-¿Que sucede?-

-Eres algo brusco..- explicó.

-Estas demasiado seca- se defendió.

No se mojaba como Kagome.
No podía sacar de su mente a Sesshomaru y Kagome teniendo sexo en el sofá meses atrás.. quería una mujer así. Caliente, expresiva, y húmeda. Pero Ayame parecía todo lo contrario.
Obviamente que todos esos prejuicios estaban en su machista mente, sus actitudes para un pre calentamiento no era nada gentil ni experimentado.

Metió uno de sus dedos dentro de la vagina y solo recibió un quejido de molestia,la situación lo estaba frustrando.
Enojado con la mujer que veía como una frígida, la empujó a la cama y se desnudó por completo,  se sentó encima de su abdomen con su miembro ya listo para todo y lo dirigió entre sus generosos senos, aprentandolos con ambas manos, comenzó a moverse de un lado al otro para bombear su pene entre ellos...

-Abre la boca- pidió con la idea de masturbarse y poder introducir su glande en la cavidad oral de la pelirroja al mismo tiempo 

Dudosa, abrió su boca pero no lo suficiente y aquel duro miembro llegó a golpear sus labios con brusquedad. Desde el principio se sintió incómoda pero ver a su enamorado tan extasiado, encima de ella le permitió la oportunidad.
Quizás seguramente después de hacer eso, la tomaría de una manera más sutil y tranquila y se armó de paciencia. .

-Ohh..ohhh..ohhhhh- los quejidos de Koga mientras apretaba fuertemente sus ojos eran lo único audible en aquella habitación.

De un momento a otro, explotó y el semen detonó no sólo en la boca de Ayame, sino en parte de su rostro y pecho de manera abundante, pero ero eso no la molestó, sino lo qué dejó salir de después de ello..

-Ohh si..Kag..Kagome...- dijo en un tono gutural.

Usada, humillada y molesta, la chica no tardó en levantarse y limpiarse los rastros de aquel estúpido hombre al que habría jurado amar.

-Sabia que te gustaba la señorita, pero intimar conmigo y decir su nombre...- quedó sin palabras para seguir.

-Discúlpame Ayame. Simplemente se me salió, nose..- se trató de excusar en vano.

-No! Es porque me hiciste este intento de sexo, pensando en ella!. Eres un fracasado Koga, es obvio que  Kagome preferiría estar con un hombre como el señor Taisho!!- le gritó enfurecida y salió con la misma prisa como con la que había llegado.

Enfurecido por las palabras de Ayame, Koga comenzó a romper todo a su alrededor y despertó a sus padres que preocupados golpeaban su puerta para saber que ocurría..

-¡Koga! ¿Que sucede hijo? Háblanos!- rogó su madre casi al borde del llanto.

-Este chico está muy mal, debemos alejarlo de aquí o todo terminará mal para él- afirmó su padre también.

Un pedacito de mi (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora