Piedad

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Por favor, detente -le suplique entre gemidos-, -Tenias prohibido tener pareja, ¿o no me explique bien la primera vez?- pregunto enojado mientras metía sus largos y deliciosos dedos en mi, muy mojado, sexo. -Amor, por favor, ya basta! Lo hice porque comenzaron a sospechar, no hemos sido cuidadosos, por favor, detente.. ya no aguanto más!- le suplicaba detenerse, verlo tan enojado y saber que estaba celoso por mi nueva relación, me volvía loca, sentir como me hacía sufrir de la forma más sexual posible, me volaba los sentidos, saber que solo podía ser suya y que lo había desobedecido y este era uno de los tantos castigos que me esperaba.. estaba acabando con mi cordura.

-Quiero que acabes solo esta vez, porque no volverás a tenerme como te gusta. Que apague ese fuego tu nuevo amor, a mí me pierdes hoy, hermanita- y sellando sus palabras con un apasionado y triste beso, me regaló el clímax más tormentoso de mi vida. ¿Perderlo?, no, es imposible, ya no puedo vivir sin sus caricias, sin sus besos, sin nuestras escapadas o nuestros encuentros furtivos dentro de la casa mientras todos duermen, no puedo perderlo si lo tendré que ver siempre caminando por la cocina, o en la piscina.. la piscina donde tantas veces me hizo suya.

-No digas estupideces, no puedes dejarme solo porque estoy con alguien, ¡sabes que es para disimular, por Dios no seas extremista!- le dije casi llorando y tratando de recuperar el aliento, no tuve respuesta de su parte, solo una mirada fría en su perfecto rostro, sin mediar palabra se dio la vuelta y salió de mi habitación.
No podía creer lo que acababa de pasar, había perdido a mi delirio, mi obsesión más grande, no podía permitirlo y no podía terminar así.. Salí de la habitación arreglando mi vestido y medio acomodando mi cabello, no quería seguir levantando sospechas, entre a su cuarto sin llamar a la puerta y solo pude escuchar -Claro que si, princesa, esta noche paso a buscarte, recuerda usar ese vestido que tanto me gusta, te envío un beso- y colgó la llamada. Mis manos comenzaron a temblar, mi corazón latía muy rápido, sentí frío y calor, trate de contener mis ganas de llorar pero fue imposible, ¿tan rápido me había cambiado?, ¿Ya no le importaba lo que había pasado entre nosotros?, ¿Hablaba en serio cuando dijo que ya no lo tendría?, tantas preguntas que llegaban a mi mente sin orden o control alguno y ahí estaba Yo, de pie, llorando y temblando mientras lo veía preparado para tomar una ducha, desnudo, con su toalla gris plomo amarrada a su cintura, disimulando de forma muy lamentable, su erección. Al menos se que aún le excita tocarme, podía usarlo como excusa para hablar con Él.

-¿Se te ofrece algo? -dijo mientras se dirigía a su baño sin siquiera dedicarme una mirada.
-¿Con quién hablabas? -le pregunte en un tono de enojo que no intente disimular.
-No es tu problema, ahora sal de mi habitación, me quiero duchar en paz- respondió en un tono frío y déspota.
-¿¡Con quién vas a salir en la noche, con quién hablabas, para donde piensas ir!?- le reclamé mientras caminaba hacia él y volteandose rápidamente coloca su mano en mi pecho y me detiene a unos infinitos dos pasos de su perfecto cuerpo, solo para decirme -Saldré con Laura y pienso descargarme con ella de ahora en adelante, digamos que tengo pensado presentarla como.... Mi novia- respondió con un tono relajado, incluso puedo decir que sonrió un poco al final.

+¿Laura?... ¿!DE TODAS LAS MUJERES DEL MALDITO MUNDO TU ELIGES A LAURA?!- Él mejor que nadie sabe cuánto odio a esa mujer, siempre coqueteandole, ofreciéndose como regalo, lo está haciendo para molestarme y lo logró, vaya que lo logro, tengo tanto odio en este momento que ni siquiera puedo pensar en algo más para decirle.
-Si, me gusta, tiene buen cuerpo y es linda, tiene una carita de niña buena que me vuelve loco, si tu tienes "novio" (encerró la palabra en comillas de forma sarcástica), yo tengo derecho a tener unas novias- dijo de forma pícara y procedió a ducharse.

No sabía que hacer, ni que decir, tenía que calmarme y pensar en una solución inteligente, así que sin decir nada, me di media vuelta y me fui a mi habitación.

Dulce Venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora