Los siguientes días fueron iguales.
Despertaba temprano, hacía mí tarea, iba a la escuela, jugaba, entregaba, salía y volvía a casa con Freddy y una que otra vez con Yeff.
Pero, a la rutina se le quitó, añadió y alteró un pedazo.
Después de despedirme de Freddy, me sonaba el teléfono con la llamada de la misma mujer.
La psicóloga.
La doctora,
Vanessa Aurora Padilla Villarreal.Ahora que recapitulo, fue muy insistente y pegadiza conmigo en las primeras semanas de conocernos 🤔
Ejem, sospecha~
Nah...
Pero así fue, comenzamos a llevarnos bien, yo la llamaba al salir de la escuela, camino a casa, siempre le pregunté si no era molestia y me decía que no.
Las semanas pasaron, la rutina se fue acomodando y ella se fue incorporando, nos platicabamos de nuestro día en la llamada de las 7:40, hora a la que salía de la escuela.
En cada sábado, osea fin de semana, me marcaba para que no se me olvidara nuestra cita.
Osea la semanal, no chingues.
Si, esa, que otra sería?
Ejem... Naaada.
...
Okey, en qué estaba?
Ah sí!
Luego, en nuestra cita hablábamos, jugábamos, y nuestra relación ya no parecía profesional de...
Doctora - paciente, era ya más...
Una relación de amigos.Ella era ya parte esencial y fundamental de mí día.
Una vez me llamó a las 9 de la mañana para darme los buenos días.
¿Por qué?
Porque dijo que estaba aburrida y pensó en mí.La mujer más importante en mí vida.
Creo que incluso por encima de mí madre.Lunes, 4 de marzo.
5: 44 p.m
Tuuuu... Tuuuu... Tuuuu... Tuuuu...
Mmmmphf...
‘¿Qué tanto cansancio cargan los estudiantes hoy en día?
Por dios.’¡Clack tap!
Tuuuu... Tuuuu... Tuuuu... Tuuuu...
‘¡Oye despierta!’Mmmmmmf...
‘¡Ey!’
Ah...
Tuuuu... Tuuuu... Tuuuu... Tuuuu...
‘¡Sebastián!’
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Un Par De Bolígrafos
Non-FictionMiler... Yo solo quiero que estés bien... ¿Okey...? No dejaba de llorar mientras me decía eso, porque su voz temblorosa me hacia sentir culpable por haberla conmocionado.