Tyler

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''Bonnie Bennet 1993 – 2024''

Mi mejor amiga, mi dulce mejor amiga... No podía creer que ella estuviera en esa lapida. Una lagrima se desliza por mi mejilla. Ojalá poder apagar mi humanidad, y todo lo relacionado con sentir. Ser una vampira me daba miles de ventajas, pero una de ellas no era dejar de sufrir.

Un mes desde que me arrebataron a Bonnie, un mes que intento controlar mi ira, e intento no matar a cualquiera que se me cruce.

Es de noche, pero el cementerio este desierto, Mysticall Falls no luce por ser un pueblo muy ruidoso y menos de noche.

Dejo las flores que llevaba en la mano al lado de la lapida e intento dejar de llorar sin éxito. Suelto un suspiro al sacar las llaves del Jeep que mi madre me había regalado hace un par de años.

¿Tyler? Tyler Lockwood estaba delante de mí sangrando.

–Tyler – digo con la voz entrecortada. Mis ojos se vuelven de un color rojo oscuro. El olor a sangre, me hace que los colmillos salgan.

–¿Vas a morderme pequeña Caroline? – dijo con el hombro en el brazo – ¡Es plata! – gruñó.

–No, no... – respire profundamente y mis ojos volvieron a la normalidad –¿Estas bien Tyler? ¡Oh, mierda claro que no lo estas! ¿Qué ha pasado?

–¿Podemos irnos? – señala el Jeep – Necesito sacarme esta bala.

–¿Qué ha pasado? – vuelvo a repetir nerviosa.

–¡Joder Caroline, solo sube al puto coche y conduce! – se mete en la parte trasera del coche.

Con un movimiento rápido accedo al coche y logro encender el motor. Miro por el espejo que da a la parte trasera del coche. Tyler esta apretándose con fuerza el hombro.

–¿Qué esta pasando? – dije de nuevo al ver que nos estaban siguiendo dos coches negros – ¿Qué has hecho Tyler?

–¡Caroline, solo conduce! – gritó de nuevo.

Nos van a matar, no quería morir así. Seguí en silencio mirando que Tyler no se desangrara, y muriera en mi precioso Jeep. Juro que en cuanto le sacara esa bala, iba a patearle el culo. Conseguí despistar a los dos coches.

–¡A mi casa! – me quita de repente de mis pensamientos.

–Tyler, hay que ir a casa de Alaric.

Intento esperar un poco a su respuesta.

–¡No! ¡Va a matarme joder! – me grita de nuevo – Caroline, joder, me esta doliendo mucho – se descubre el hombro para ver como la herida se esta extendiendo por todo el hombro.

–¡Vale, vale! – dije volviendo la vista a la carretera – ¿Me vas a decir por que nos estaban persiguiendo?

–Hablas demasiado pequeña – se quejo – ¿Te acuerdas de llegar a mi casa no?

Me detuve en seco, haciendo que nuestros cuerpos se balancearan hacia delante. Estábamos en la casa de los Lockwood.

–¿Cómo te voy a quitar esa cosa yo sola? – pregunte sacándolo del coche.

Tyler me mira y se encoge de hombros, mientras vamos hacia la entrada de su casa. Nunca me había fijado en sus musculosos brazos, ni que pesara como ¿100 toneladas?

–¿Vas ayudarme? – se quita la camiseta mientras se tira en el sofá.

–¿Por favor? – le digo mientras rápidamente estoy a su lado – Siempre tan caballeroso.

Le observo la herida. Es profunda, y se nota que la bala de plata le ha dañado parte de el hombro. Noto como unas venas negras le recubren este.

–No voy a morir Caroline – me dice tocándome la cara con el otro brazo – Tus ojos, otra vez...

Miro hacía la herida sintiendo vergüenza, porque el olor a sangre me perjudique. Desde la muerte de Bonnie, estoy teniendo problemas para controlarme.

–Ya esta – le digo sacando la bala – Te curaras rápido ¿No?

Asiente. Miro de nuevo su hombro y como pensaba se estaba curando rápidamente.

–Me voy – dije levantándome.

–No – susurra.

Con un movimiento igual de rápido que los míos, Tyler se interpone entre la puerta.

Sus ojos se tornan de ese amarillo característico de los lobos. ¿Va atacarme? Sabe que un mordisco de lobo, me mataría, sin la cura cerca. Vuelvo a moverme rápidamente junto a él.

–Lo huelo – le digo rápidamente – ¿Son ellos verdad?

–¡Esto es cosa mía! – me puso las manos en los hombros.

Unos gritos se apoderaron del jardín, un miedo irracional de que Tyler estuviera muerto, invadió mi instinto. Ignore por completo lo que me había dicho, y en un segundo traspase la puerta. Dos hombres yacían en las escaleras con el cuello partido.

–¿Eran...? – rápidamente me agache a sus cuerpos – Lobos...

Negó con la cabeza. 

Lo miré estaba de pie, jadeando, exhausto. Sus ojos, llenos de una mezcla de furia y cansancio, estaban fijos en el suelo. Me miro.

–No voy a decir nada Tyler – enfoque mi vista hacía él – No quiero pelear contigo.

–No seas idiota – me dice mientras coloca los dos cuerpos juntos – No voy a matarte, Caroline.

–¡Mejor! – dije sentándome en las escaleras – Porque yo también podría matarte.

–No le digas nada a Alaric – se acercó rápidamente a mí – No he estado herido, no has visto nada... Sí no, una estaca de madera, podría traspasarte ese cuerpecito rubia.

Lo observo, no digo nada.

–¿A quien llamas? – se intenta mantener alejado de mi – ¿A dónde vas? Puedo escuchar a kilómetros lo que hablas, y lo que te dicen.

Suspira y se queda quieto – Daemon, sí... los he matado, no se si a todos, a dos por lo menos sí. Vinieron ellos, me habían disparado joder. Vale, sí te espero aquí – cuelga.

–¿Va a venir Daemon? – le miro fijamente – ¿A el si le cuentas lo que pasa? Te he ayudado.

–A casa Caroline – me ordena.

¿Tyler me estaba mandando?

UnbrokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora