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-Me gustas.-

Apenas se formuló esa frase, la habitación no dudo en volverse silenciosa, más bien, incomoda.

Nadie decía más nada, tan solo se escuchaban sus respiraciones y palpitaciones, una más acelerada que otra.

-Quiero que seas mi novio.-razco su cabeza por el nerviosismo, esperando la respuesta contraria.

Silencio total.

Era gracioso el que todo haya pasado tan rápido e inesperado, o el como habían llegado a estar en una situación así. Uno parado frente al otro, en una pero muy mala situación.

Pésima.

-No...no entiendo.-respondio al fin, llevando sus ojos al suelo, como si eso fuese lo más interesante, fingiendo que no entendía cuando claramente sabía a que se refería.

Y tomo una bocada de aire.

-Me has gustado desde hace mucho Tord, desde que eramos adolescentes.-

Pauso para ordenar las palabras que tenía en mente, para así continuar.

-Yo...estoy seguro de que me gustas, demasiado mejor dicho, y te lo estoy diciendo porque ya no aguanto más con esto guardado.-

Y eso basto para que el otro se dignara a mirarlo a los ojos. No dijo nada, solo lo observaba como queriendo de alguna forma, ver lo recién dicho como una broma.

Una muy mala broma en realidad.

Pero no decía nada, no le decía algo como, "Es una broma commie, debiste ver tu cara, te cagaste encima.",pero no.

Ya no sabia si estar nervioso, confundido, incomodo, estaba todo tan revuelto.

Enserió esperaba que fuera una broma, por más mala que sea.

-Por favor, dime algo...-

¿Estaba siendo rechazado?, no lo sabía, pero si lograba entender que esa reacción del otro no era muy buena que digamos, algo saldría mal.

-Yo...no sé.-

Y eso quedo muy muy a medias, demasiado corto.

-Creó que me gustas también, supongo.-

Su corazón se aceleró más, y estaba seguro que se había vuelto un tomate.

-¿¡Enserió?!, digo, wow.-

Se formó una sonrisa en su cara, estaba feliz de ser correspondido y amaba la sensación de ser amado de vuelta.

-Entonces, ¿podríamos...intentarlo?-sobo su brazo izquierdo tratando de bajar sus nervios.

-Mhm-asistio, metiendo sus manos en su buzo rojo.

Y el de cabeza de piña torpemente abrazo al noruego, sintiendo como lentamente era abrazado de igual manera.

Nunca se había sentido tan completo.

Quizás, podría tener su tan esperado romance, romance que esperaba llegar y ser formado con el chico de sus sueños.

Y ahora se haría realidad.

Amigovios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora