|JASPER HALE ES EL TIPO DE NOVIO QUE SE ALEJARÍA DE TI POR TU BIEN|
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Octubre
Exactamente había transcurrido un mes desde su partida. Un mes en el que mi corazón parecía haberse detenido.
Cuando mi mundo se paralizó, y todo lo que conocía se derrumbó.
Mis días se convirtieron en una lucha constante para seguir adelante, cada mañana era igual, me asomaba a la ventana y me preguntaba por qué el dolor era tan intenso. ¿Sentiría él lo mismo? ¿Por qué había tenido que irse? La ausencia se había convertido en una sombra que me seguía a todas partes, y la soledad era mi única compañía.
La persona que había prometido estar siempre a mi lado, la que había jurado amarme y protegerme, se había ido sin mirar atrás. Me había dejado con un vacío que parecía imposible de llenar, con un dolor que no sanaba. La pregunta que más me atormentaba era ¿Por qué? ¿Por qué se había ido sin mí? ¿Por qué me había dejado sola?
La monotonía comenzaba a consumirme, y yo me sentía atrapada en un mundo sin sentido. La ventana se había convertido en mi refugio, un lugar donde podía mirar hacia afuera y ver al mundo seguir adelante.
── Cariño ── Mi madre tocó la puerta varias veces sin obtener respuesta. Su voz preocupada traspasaba la madera, pero yo no tenía la energía para responder ── Debes comer ── Insistió ella, pero yo sabía que era inútil.
Mi apetito había desaparecido, intentaba tragar algo, pero simplemente lo expulsaba, como si mi cuerpo se negara a aceptar cualquier cosa que no fuera su presencia. El coraje me quemaba tanto por dentro que no era capaz de probar bocado.
La puerta se abrió lentamente, y mi madre entró con una bandeja de comida en las manos. Me miró con ojos llenos de compasión y preocupación, pero yo no quería su piedad. Quería que me dejara solo, que me permitiera sufrir en silencio. Pero ella se sentó a mi lado, y me acarició el cabello con suavidad, como si tratara de calmar a un animal herido
── Hermosa, tienes que comer ── Repitió, pero yo sabía que no podía. No hasta que el dolor se fuera, no hasta que la persona que se había ido regresara.
Noviembre
No podía dejar de preguntarme en qué había fallado o si había algo malo en mí. La duda se había apoderado de mi mente, y me sentía como si estuviera caminando por un laberinto sin salida. Lloraba todas las noches durante la ducha, para que nadie escuchara el sufrimiento por el que estaba pasando. El agua caliente caía sobre mi cuerpo, pero no podía lavar el dolor que me consumía.
Aún no lograba dormir, y cuando finalmente caía en un sueño agitado, sus palabras hirientes hacían eco en mi cabeza, atormentándome en mis sueños.