—Vamos, cariño—papá insiste caminando detrás de mí por segunda vez. Esto me está comenzando a molestar así que paro en seco provocando que el choque con mi espalda. Me giro y lo miro fijamente—solo te estoy pidiendo de favor que consideres la idea de ir a la cita a ciegas que organice para ti.
Respiro hondo y dejo salir el aire que retuve. No quiero comenzar una pelea, no a primeras horas de la madrugada.
—¿Te estás escuchando?—pregunto y llevo una mano a mi sien, un dolor en mi cabeza comenzará muy pronto si no me calmo.
—Cariño...
—¡No!—alzo la voz sin querer. Me retracto—ya no tengo 18 años, papá, ya no puedes controlarme. Además, no puedo ir a esa cita a ciegas ¿Que no te acuerdas que tengo novio y hasta te lo presente?
Papá gira los ojos, eso hace cuando un tema lo aburre o simplemente no es de su interés. No entiendo a que se debe ese gesto si solo le acabo de mencionar a Nikola
—Ese es uno de los temas del que también te quiero hablar—su voz es baja y esta vez sus ojos tienen una expresión que no logro descifrar—lo mande a investigar, todo, desde el año en que nació, sus amistades, en que trabaja, investigue su tipo de sangre y de paso también pedí que le hicieran exámenes por si tenia alguna enfermedad. Lo importante es que...¿sabias que el te engaña y que su empresa esta a punto de quedar en quiebra?
Siento un fuerte dolor en el pecho, como es que un nudo lleno de dolor se forma en mi garganta, provocando que mi cuerpo tiemble. Miro a mi padre, el se alejó cuando comenzó a contarme, y, desde la pequeña distancia que nos separa puedo ver como sus ojos me abrazan con tristeza, en protesta intento hablar y decir que esta mintiendo, pero mis labios tiemblan y la verdad es que, no miente.
—¿Qué...? ¿Qué acabas de decir?—mi voz sale más temblorosa.
Y aunque ya tenía sospechas de que el me engañaba prefería ignorarlas, prefería seguir creyendo que el me era fiel. O, si llegaba el momento en el que el me lo iba a decir, hubiera preferido escucharlo salir de sus propios labios. No de mi padre.
—Lo que escuchaste, Christina, el imbécil de Nikola te está engañando—repite con odio—y no sabes cuanto lamento tener que ser yo el que te lo diga-
—¿Y es por eso que ya habías organizado una cita a ciegas?—ataco.
—Cálmate, cariño, lo estás interpretando mal y-
—No me pidas que me calme—murmuro—mejor comienza a hablar antes de que de punto final a esta conversación.
—Primero siéntate—con una sonrisa nerviosa me señala que tome asiento. Hago caso y me siento, presiento que el conoce más de la vida de mi ex novio que yo misma —primero que nada quiero que sepas que esta cita ya estaba programada para hoy, y, desde mucho antes de que tu empezarás a salir con Nikola...—Hace una pausa y con dificultad respira. La edad está afectando sus pulmones—en ese entonces yo acepte porque tú aún estabas muy pequeña, y bueno, yo pensé que a él se le olvidaría-