Damián
En todos mis años como dueño de mi empresa jamás he sobrepasado la línea del respeto con mis empleadas sin en cambio lo hice con fernanda.
Seria yo un verdadero imbécil al pensar que fernanda me era indiferente. Sin en cambio fue demasiado tarde para darme cuenta que estaba perdidamente enamorado de ella y sin embargo, abrir mis sentimientos no sirvieron de nada. Es verdaderamente una idiotez dejar a la mujer que amas en los brazos de otro, y que muy a pesar, ese sentimiento no es correspondido. Supongo que la mujer de mis sueños no llegaría aun, no sabia si era su rostro lo que me atraía a ella es una mujer extremadamente bella y sexi jodidamente yo sé que no debería meterme con ella por lo que es ,i empleada pero que tiene que ver eso con el amor que le tengo, pero aun así no creo que sea la mujer indicada para mí.
-sr. Gallardo solo para informarle que la chica que me reemplazara llegara aquí a las dos para lo de su entrevista – al decir esto la miré dios están hermosa *pensé *
-su nombre es Bárbara greco por su curriculum me parece que es una persona muy profesional.
-bien, Fernanda. Me acompañaras para entrevistarla, después de todo tienes que informarle cuales van a ser sus deberes – vi como arrugo su nariz y a malas caras acepto es que nombre sus hoy un hombre que tiene tremendas estrategias para lograr que su conquista pase más tiempo con él.
- esta bien señor gallardo
Sin duda nunca he sido una persona tan amable que digamos mis amigos dicen que soy un reverendo patán y no lo niego, pero Fernanda a logrado cambiar eso aun no siendo nada mío.
-El que ríe de sus solo de sus locuras se acordara – sonrió nerviosa- con su permiso iré a preparar la sala de juntas para recibir a la señorita bárbara greco . Permiso.
-adelante, señorita Elizalde – sonreí y salió de la oficina dejándome solo – luces divinas cuando te sonrojas.
-¡ya lo escuché señor gallardo! – grito desde afuera hasta chismosa es la condenada ….
Mis pensamientos son horrendos y perversos dios perdóname, pero esta mujer me vuelve un loco de atar. No podría negar que extrañare ver a ese paquete demasiado grande, exquisito, y suave andar por mi oficina. Estaba demasiado acostumbrado a ella. La creí de mi propiedad sin embargo no era así. Me concentre en revisar el curriculum de la mujer que encontró Fernanda para su reemplazo, aunque en pocas palabras no creo encontrar a alguien como ella. Mi mente me juega una mala racha y me hace recordar la noche en que le robe un beso. Si no hubiera sido por los benditos tragos, no hubiera tenido ese atrevimiento lo demás sucedió de la manera mas natural sin embargo esas ganas de hacerla mía se me han quedado solo como un sueño que capaz jamás podrá cumplir.
¡maldita sea! No puedo dejar de pensar en algo que ni siquiera sucedió. Fernanda y franco se casarán muy pronto, y ya no puedo hacer absolutamente nada me siento completamente atado de manos. Tan solo en pensar en esto me enfurece, pero aun así enojado tuve que salir para dirigirme a la sala de juntas en si nunca me ha gustado realizar entrevistas el hecho que mi asistente se vaya me pone de mal humor.
Distraídamente choque con una persona y para el colmo, esa persona ; si así se le puede llamar no tuvo ni el más mínimo descaro en disculparse.
-fíjese por donde camina ¡acaso esta usted ciego para no ver donde camina! – grita levantando sus cosas del suelo – se nota que no tiene ni sabe que es la caballerosidad
-disculpa? – levanto la cabeza. No se que sea peor, la horrible ropa que lleva usted puesta o ese maquillaje tan espantoso que ni le queda para acabarla - ¿acaso no sabe con quien esta hablando niñita maleducada?
Si, a pesar de usar un enorme vestido que ni de su talla es, es una chica que no se sabe ni vestir. ¿Qué hace una mujer así con poca gracia en mi empresa? ¿ quien tuvo la gracia al dejarla pasar?
-pues no se quien madres es usted y la verdad ni me importa saberlo – acomodo sus hojas y se puso de pie – tengo mejores cosas que hacer que andar perdiendo el tiempo con un ciego y idiota que no sabe ni disculparse.
Enarque una ceja observándola de arriba abajo, su vestido parecía ser de su abuela, su labial rojo estaba seco en sus labios partidos , la sombra de su maquillaje color azul no le combinada para nada ¿será que no tiene espejos en su casa?
-tendré que comprarle uno – dije en voz alta, y frunció el ceño. Lo único de atractivo eran sus ojos color avellana que tenían un brillo único.
-oh, señor gallardo. Adelante. Ha llegado justo a tiempo. Ella es la señorita greco – la chica giro la cabeza hacia mí, y sonreí ladeado al ver como palideció en una fracción de segundo. Me divertiré un poco con ella.
-buenas tardes señorita greco – me senté junto a Fernanda, y sonrió nervosa con el rostro mas rojo que un tomate – cuéntame, ¿ qué haría usted para presentar un evento muy importante de moda? ¿iría vestida de esa manera o insultaría a cada uno de los asistentes como hace unos instantes lo hiciste allá fuera? Quiero oír por sus propias palabras porque ha decidido trabajar con nosotros.
Se me quedo viendo sin sabes donde meter la cabeza. Pero su respuesta me dejo sin palabras.
-Sr, gallardo, sé que no empezamos bien; pero ¿no cree usted que tengo razón al decirle que por andar de distraído no se fijo en mi presencia? Lo entiendo, no luzco como la típica profesional. Esta ropa es prestada . mire de reojo Fernanda quien escuchaba atentamente - le pido que me disculpe y entiendo si el puesto no me lo da. No se hace falta que me lo diga, con solo ver su rostro; se que me dirá que no es por mi aspecto. Es normal, he causado una mala impresión al venir vestida asi de ridícula. Gracias por la oportunidad.
Se levanto y acomodo su silla y se fue dejándonos con la palabra en la boca.
-siga buscando, Fernanda . Esa niña irrespetuosa no sería mi secretaria.
-pero ella es la mas calificada para el puesto – suspiro profundo – no tiene de otro que aceptarla, sr, gallardo. También tengo mi trabajo y lo estoy descuidando por buscar el prospecto adecuado de secretaria, además no hace falta ser tan grosero – se marcho de mi oficina de mal humor, pero aun asi me niego a que esa sea mi secretaria.
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