Amo tu hora dorada, brillas incluso más que el sol con tu sonrisa, con tus bailes me alegras el día, me atontas con la mirada, simplemente haces que todo sea tan bonito como lo es el cielo, el suelo y tu corazón.
También amo tu hora gris, tu vulnerabilidad, tu oscuridad, la hora en la que nuestros defectos salen a relucir y es que yo amo los tuyos. A veces tu hora gris se vuelve mi hora gris también y ahí compruebo que de veras se puede querer mucho algo en la misma proporción que el daño que te hace.
Me mata cuando te apagas así como me emociona cuando irradias luz porque es cierto que cuando estás feliz todo es azul pero cuando estás mal todo es gris. Porque cuando soy violeta para manchar tu gris con un feliz lila, termino destiñendome poco a poco hasta ya no ver color y ruego porque vuelvas a ser azul, dorado, el color que quieras.
Y yo, yo me rompo un poco más para volver a ser rojo.