II: Las flores que cayeron tras la brisa

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Los meses pasaron y Taehyung se encontraba realmente feliz, en especial ese día, porque era sábado, por lo que estaría en el camión y, además, Jungkook le había comentado que le gustaría subir para ver su experiencia, así que habló con los chicos y quedaron de acuerdo de que ese día el pelirrojo iría junto a SeokJin y Jungjae en la parte delantera.

Taehyung le había dicho que era una completa locura, porque Kook quería ir en la parte de atrás, pero eso ya era avaricia, ya que para pasar a la parte de atrás debían estar un tiempo aprendiendo las rutas, así memorizaban todos los basureros y casas por las cuales pasar. Era una tradición, así que le dijo que debía iniciar por aprenderse las rutas, y aún así a Kim no le cabía en la cabeza el porqué ahora su novio quería subirse al camión, Jeon le había dicho que era porque toda su vida tuvo todo de forma fácil y ahora quería ensuciarse las manos... el pelinegro no sabía cómo tomar eso, pero cedió luego de muchos besos y caricias.

Ahora estaba entrando con su novio a la central y el menor veía todo con asombro, quizá era más de lo que pensaba, aunque probablemente era mucho menos...

Kim saludó a los compañeros de otros camiones y fue a la cocina, en donde estaban SeokJin, Jungjae y Beomgyu tomando desayuno.

—Niño, ¿desde cuándo llegas antes que yo? —preguntó.

—Desde que papá trabaja con el mismo turno que nosotros —dijo de mala gana.

La historia del porqué Beom, con tan solo veinte años, trabajaba allí era algo compleja, pues no sabía qué carrera elegir y decidió tomarse un año sabático para pensar mejor, lo cual a su padre no le pareció y le dijo que si no se ponía a trabajar lo echaría de casa, una cosa llevó a la otra y Beom terminó trabajando con ellos; aunque su padre quiso que estuviera en su camión, pero Jungjae peleó para que estuviera con ellos... Quizá porque le caía mal el viejo Choi o quizá porque Beomgyu se veía demasiado triste cuando entró por la enorme puerta de la central, cualquiera de las dos, fue lo mejor para Gyu.

—Diablos, espero no venga a molestar —comentó el pelinegro.

—No en mi presencia —dijo Jungjae—. Ese malnacido no se acercará a mi equipo y mucho menos tocará a Pinina.

SeokJin sonrió mientras sacudía los cabellos rebeldes del chiquillo y luego todos saludaron a Jungkook que estaba algo tímido. Kim fue a los vestidores seguido del pelirrojo, parecía un gatito asustado que se escondía de todo y todos.

—Tranquilo, no van a morderte —habló mientras se quitaba los pantalones—. Al menos ellos no.

Jungkook se sonrojó hasta las orejas, mas no dejó de verlo mientras se ponía el overol café hasta la cadera, Taehyung sentía la mirada penetrante del menor en su anatomía y se sintió orgulloso de que su novio se quedara viendo sus muslos y trasero y luego no quitará de su espalda cuando se quitó la camiseta.

The trash truck ©TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora