Mi hermanastra en Kioto

Capítulo 10: Mercado de pulgas

En Kioto, había muchos templos y santuarios que abrieron un mercadillo al público. En ese lugar mucha gente podía venir a vender y comprar muchas cosas únicas, ya fuera comida, kimono o incluso basura.

De todo se podía encontrar en el mercadillo.

Yume observó cómo muchas personas entraban y salían mientras caminaban, revisando los artículos vendidos por los vendedores que exhibían sus artículos debajo del puesto. Miró esta escena en una novela ya que era la primera vez que venía a este tipo de lugar.

"¿Vas a vender algo aquí?", Yume preguntó ya que pensaba que Mizuto iba a abrir un negocio en este mercado de pulgas.

¿Qué iba a vender? Después de todo, no parecía traer nada excepto su ropa, su billetera y su teléfono inteligente.

"No voy a vender, pero sí voy a comprar algo".

"¿Comprar? ¿Qué vas a comprar?"

"No puedo decirlo con seguridad. Veamos después de que entremos".

"Bueno", Yume asintió y pensó que Mizuto realmente había cambiado. 

Si fue en el pasado, ella sabía que él evitaría este tipo de lugares concurridos, pero ahora, él ha tomado la iniciativa, lo que hizo que sintiera aún más curiosidad por él, preguntándose por qué le habían sucedido tantos cambios.

Habían estado separados por un año y también habían salido durante un año, pero en ese lapso de tiempo, él se volvió muy diferente de su memoria.

"¿Qué ocurre?", Mizuto preguntó confundida.

"Nada", Yume se sintió compleja ya que sentía que ella era la única que se sentía atraída por él, haciéndola sentir como si hubiera perdido, pero luego, cuando pensó en cómo él tomó la iniciativa de besarla, tomar su mano y también mostrar tal reacción. se sintió mejor por alguna razón porque sabía que le agradaba.

Entonces no había nada de qué preocuparse, ¿verdad?

Mizuto miró a Yume de manera extraña y la revisó usando la habilidad "Identificar", sintiéndose rara porque no estaba en su período, pero luego se encogió de hombros y revisó varios artículos vendidos por los vendedores en el mercado.

Yume lo siguió obedientemente, sosteniendo su mano porque temía que se perdiera. Sin embargo, ella también miró a su alrededor con curiosidad ya que era su primera vez. Había muchas cosas únicas, desde lindas muñecas occidentales, libros antiguos, platos coloridos, máscaras extrañas, artículos antiguos e incluso cerámicas rotas.

"...¿Eso es una cerámica rota?"

"Sí".

"¿Alguien compra algo así?"

"Te sorprenderá saber que hay tanta gente en el mundo".

Había muchas cosas en el mundo que existían fuera de su comprensión, como que no podía imaginar que existiera una mujer casada tan sexy, hermosa y madura que pudiera convertirse en un abusador.

"¿Es eso una postal?", de pie a su lado, Yume miró a Mizuto, quien sostenía una vieja postal en sus manos, pero esa no era la única, ya que dentro había una caja llena de muchas postales antiguas, lo que la hizo preguntarse quién compraría tal cosa. 

Después de caminar un rato, se detuvieron junto al vendedor debajo del gran árbol que vendía libros antiguos tanto nacionales como internacionales.

Yume pensó que Mizuto revisaría los libros ya que sabía cuánto le encantaba leer, pero parecía que estaba más interesado en las postales antiguas, lo que la confundía.